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El hecho diferencial/antonio regalado

TOLEDO/BAHIA DE ITACA

El hecho diferencial

Ahora comprobamos que tras “33 años de clandestinidad fiscal” para los nacionalistas catalanes defender su patria es, ante todo, defender su patrimonio… familiar.

POR ANTONIO REGALADO El ministro Cristóbal Montoro ha desvelado en sede parlamentaria, sin saltarse la ley que protege siempre más a los sinvergüenzas que a las personas decentes, lo que todos sabíamos: que el hecho diferencial catalán es una cuestión de trinque. Trincaban como nadie desde antes de la Transición y se repartían las “mordidas” entre la familia del ex Molt Honorable Pujol –que se quedaba con la mejor parte- CiU y una serie de instituciones, como el Palau, que hacían de intermediarias entre las empresas y los partidos. Todo por la pasta. Más de una treintena de alcaldes del PSC están imputados también por corrupción en el cinturón industrial de Barcelona. Convergencia, Unión y los Tripartitos se han repartido el saqueo del dinero público durante más de tres décadas. Lo que indica que la corrupción es trasversal.

La denuncia del 3 % de Maragall (2005) – “mientes, es el 5% aseguró Rovira” (2014)- eran la punta del iceberg de una corrupción institucionalizada. Y el oasis catalán y la omertá, eran el precio. Políticos, empresarios, sindicatos, televisiones públicas y privadas, periódicos apesebreados, asociaciones civiles compradas, todos callados como zorros mirando para otro lado. Todos robando y el resto de los españoles pagándole las facturas, el déficit y la deuda. La portada de ABC del pasado martes, denunciando que la Asamblea Nacional Catalana no podía justificar 1,5 millones (de ingresos) confirma que estábamos en la recta final de la proclamación de independencia unilateral para que los buitres que han esquilmado a Cataluña se disfrazaran de héroes tras el 9-N y aquí paz y después gloria. Defender su patria era, únicamente, defender su patrimonio.

Si como hemos escrito hace muchos años en estas páginas “democracia es saber adónde va cada peseta del contribuyente”, tenemos que convenir que con esta bendita corrupción que nos ahoga de norte a sur y de este a oeste –sin olvidar la España insular- el déficit democrático acumulado es enorme. Gracias a la crisis que nos ha castigado sin piedad hemos podido visualizar como Jordi Puyol mintió permanentemente a su hermana con la herencia de su padre, a los catalanes y a los españoles –“de ahora en adelante, de ética y de moral hablaremos nosotros”, anatemizaba en 1984 tras el sobreseimiento del caso Banca catalana; y todo ello, sin dejar de ir a misa y comulgar con ruedas de molino envueltos en la señera antes, y ahora en la estelada. Un hombre vale lo que vale su palabra y Pujol, su mundo y su gente no valen nada. “

«No habrá borrón y cuenta nueva” dijo el ministro de Hacienda para este patriarca de la impostura que aún no ha regularizado sus “treinta años de clandestinidad fiscal”. Montoro dejó entrever en su comparecencia parlamentaria que el Gobierno tiene datos de Pujol y de Mas para “parar sus ambiciones soberanistas”. No es suficiente. El pulso al Estado debe pagarse primero devolviendo el dinero robado con sus intereses correspondientes y segundo, inhabilitando políticamente a estos servidores públicos que han abusado de la confianza del voto ciudadano. Si es cierto que el clan Pujol se ha llevado hasta 1.800 millones de euros, urge que la Fiscalía se persone en el caso para defender a los contribuyentes. Manos Blancas, Podemos y Guanyem ya han interpuesto querellas contra la familia del ex president por prevaricación. Contra los corruptos hasta al final.

Qué duda cabe que este escándalo de los Pujol en Cataluña, o los de los Eres, UGT, CCAA, Invercaria, Mercasevilla y los cursos de Formación en Andalucía, Fabra en Valencia, Matas y Munar en Mallorca o Gürtel y Bárcenas en Madrid, han podido suceder porque los Gobiernos nacionales, autonómicos y locales lo han consentido. Por la gobernabilidad, decían González, Aznar y Zapatero. Pues no. El resultado de tanto entreguismo al nacionalismo la ruptura de España.

Bendita crisis y bendita corrupción si a partir de ahora la regeneración democrática empieza por la reducción de cargos políticos, por eliminar sus privilegios (inmunidad e impunidad) y por dar cumplida cuenta de cada euro de los presupuestos. Acabemos con el despilfarro. Empecemos en CLM por saber qué pasó en el Aeropuerto Central (peatonal) de Ciudad Real que acabó enterrando a CCM. Es preciso volver a los inicios de la Transición cuando Adolfo Suárez nos instaba a la ética y a la austeridad. La experiencia nos enseña que el honor de todos los Pujol españoles amparados en la bandera del nacionalismo, descansa siempre en el deshonor de sus negocios.