OPINION/BAHÍA DE ITACA
“Los cuatro principales partidos nacionales no han entendido que el problema troncal de España no es el paro ni la corrupción. No, el principal problema es la unidad de la patria”.
Hay salida
POR ANTONIO REGALADO
En política, como en la vida, no hay mayor delito que el de perder el tiempo. Cien días y cien noches después de las elecciones generales del 20D nada ha avanzado en la creación de un nuevo Ejecutivo. España sigue en funciones en el gobierno y en la oposición. Lo único cierto es el diluvio de incertidumbres acumuladas tras la “espantá” de Rajoy declinando presentarse a la investidura y el fallido intento de llegar a la Moncloa de Pedro Sánchez. Lo más positivo ha sido la firma del acuerdo Ciudadanos-PSOE pero ha resultado insuficiente.
Tras el encuentro entre socialistas y podemitas, nada indica que se haya dado un paso en la buena dirección. Pablo Manuel Iglesias ha protagonizado otra rueda de prensa cambiando su registro –“renunció a la vicepresidencia, si eso posibilita un gobierno de cambio”- pero no renuncia a que el Pacto de centro izquierda sea la base de un programa electoral. En realidad, es una justificación para exculparse de la repetición de elecciones. Cambia de registro porque se ha visto su desmesurada ambición de poder pero sigue aferrado a apoyar a los separatistas y nacionalistas con tal de echar al PP del Poder. Podemos es un partido instalado en una noche oscura de totalitarismo –Iglesias habla de principios- pero mantiene su odio a España mientras asalta el Presupuesto y se dispone a abrir las puertas de la secesión a vascos, catalanes, gallegos, valencianos y canarios. De momento. La defensa que hace del concejal Andrés Bódalo, confirma la falta de respeto a la ley y a la Constitución. Este es el verdadero Podemos con el Sánchez conformaría gobierno si sigue la vía del 191.
La sensatez mostrada para Ciudadanos y en especial por Albert Rivera durante todo este tiempo, le permite ser el único interlocutor válido en el universo constitucional.
El líder socialista ha demostrado que, pese a los errores de juventud, ha aprendido a sobrevivir en un océano de dificultades. Con el peor resultado en la historia del PSOE se atrevió a someterse a una investidura imposible; con ello, revalidó su poder en el partido y hoy es el candidato indiscutible para el 26J.
Gracias a Emiliano García Page –el alfil que ha posibilitado el aplazamiento sine die del Congreso Nacional-, Pedro Sánchez ha despejado su vía dolorosa como candidato a las generales sin primarias.
El presidente castellano-manchego ha procesionado esta Semana Santa -vía whassap- para convencer a sus compañeros barones y a la baronesa Susana Díaz para que el PSOE no naufragara internamente. Page es el socialista más preparado y sensato para reescribir la historia de un partido centenario que se está jugando su futuro frente a un movimiento revolucionario al que ha abierto las puertas de par en par para que ejerzan un populismo indecente en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Cádiz.
Unidad versus separatismo
El papelón del PP ha sido glorioso. Perdió la iniciativa por su inacción, se negó a ir al Parlamento y este fin de semana ha declinado también asistir a la cumbre de
Washington para diseñar las líneas maestras contra el terrorismo del Daesh. Rajoy solo espera la convocatoria de elecciones. Pero tendrá difícil explicar su comportamiento político. En todo caso, hay que contar con sus 122 diputados y sus casi 7,5 millones de votos.
Los cuatro principales partidos nacionales no han entendido que el problema troncal no es el paro ni la corrupción. No, lo capital es la unidad de la patria. El mayor desafío es el separatismo, auspiciado siempre por partidos nacionalistas y los oportunistas compañeros de viaje, siempre convergentes en el odio a España.
Sentada esta premisa que solo han defendido la extinta UPyD y Ciudadanos, creemos que en esta recta final hacia el otro histórico 2 de mayo, todavía hay salida. Implica generosidad pero se pueden evitar las elecciones que no variarán mucho los resultados globales derecha/izquierda.
Lo primero es acabar con los vetos. Y respetar los votos. Solo existen dos soluciones: la del Frente Popular camuflado de progreso (totalitario) que fagocitaría al Partido Socialista y perjudicaría gravemente los intereses nacionales y la solución constitucional: la suma de PP-PSOE-C’s-CC-UPN y Foro Asturias (255 diputados) es la garantía de un gobierno amplio para salir de las crisis: crises de identidad, moral y económica.
Bastaría que, sobre la base del Pacto C’s-PSOE, se construyera un decálogo de puntos en común para abordar las reformas más urgentes: rearmar el Estado para neutralizar el separatismo, reforma electoral, educación, pensiones, empleo, justicia, agua y las administraciones públicas.
Suscrito el programa, parecería sensato que el PP continuará en Moncloa dos años para que el PSOE tomara el relevo en 2018. Mientras, los dos grandes partidos ocuparían la presidencia y la vicepresidencia segunda, la Primera sería ocupada durante toda la Legislatura por Ciudadanos. Inmediatamente, esta amplia mayoría, se comprometería a cambiar el mapa político en los niveles municipal y autonómico para recuperar el tiempo perdido desde mayo pasado con Gobiernos populistas.
De la generosidad de Mariano y de Pedro, del PP y del PSOE, depende el futuro de nuestras vidas. Es tiempo de estadistas, de liderazgos fuertes; los ciudadanos ya hemos soportado demasiados políticos mediocres. Tenemos treinta días por delante. Nada más y nada menos.