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Libro: EL CLUB DE LAS AMANTES IMPACIENTES

Autor: Diego ARMARIO LÓPEZ

Editorial: Arcopress, S.L. – Colección ERÓTICA. Córdoba, 2015

Precio: 15,50 euros.

                         Más turbadora que nunca

Por Antonio Regalado

Yo quería  escribir una crítica literaria como Dios manda -si es que Dios manda escribir una crónica literaria así- y me encuentro, desde la primera página ante un «pitch», un eje, -un escritor (Adolfo) en horas bajas- que vertebra una novela y una película.  Porque «El Club de las amantes impacientes» no es solo una novela erótica,  -que lo es-,  sino, además,  un filme cargado de flash-back, de miedos, de  inseguridades, de ternuras, de violencias, de  soledades y de sexo. Mucho sexo. Demasiado sexo para un hombre solo con acción y reacción en todas direcciones.

Diego Armario, -en su noveno libro y en su cuarta novela-, ha alcanzado una madurez narrativa y descriptiva que augura, sin temor a equivocarnos, que estamos perdiendo, quizás,  un periodista de raza para ganar un narrador que camina deprisa hacia  la plenitud. Y a la gloria.

Confieso que he leído el libro de un tirón. En mi cogote he sentido la lluvia, -hay que mojarse siempre en este género-, el aliento de la editora mandona y exigente, el humo de los cigarros en la mitad de la noche, la dependencia del alcohol de todos los protagonistas,  el dolor de los recuerdos, los jadeos de esas mujeres poco virtuosas y la ternura de Eva, el último cartucho para la regeneración de un perdedor inevitable. Y sobre, todo, he transitado por  la construcción de un relato  lógico y excitante -en todos los sentidos- donde las páginas son un travelling interminable,  casi un zoom lazaroviano  para un musical de orgías, desmesuras  y sexo sin fronteras.

El dialogo es dinámico, acelerado, profundo, sensual, excitante; una novela más turbadora que nunca, abierta en canal  en todas y cada una de las líneas de las  284 páginas para que el protagonista bien pudiera haber sido, no un periodista español, sino el héroe de Woody Allen: «Si pudiera me reencarnaría en las yemas de los dedos de Warren Beatty«, el amante perfecto.

Sin límites ni fronteras

Desde el minuto uno, el lector va viviendo los avatares de cada plano, de cada secuencia, de cada escena, de cada panorámica recorriendo el cuerpo (con escasa alma) de hembras de infarto. Adolfo va por el cuerpo de cada una como un explorador africano. Los efectos especiales viajan paralelos a la cámara ficticia que va describiendo las situaciones comprometidas. El lenguaje cinematográfico es bárbaro y escabroso como corresponde a la tensión que el autor crea en cada anochecer y en cada catre o coche. El deseo permanece en cada poro de la piel de los enamorados insaciables. Y ese deseo hay que sublimarlo. Pocas veces la palabra describe con tanta fuerza y precisión esas emociones desenfrenadas.

No hay límites en el disfrute de esos amores sombríos  y, esa valentía -que puede ofender al lector no acostumbrado al traspasar la orilla de lo decente-, revaloriza todo relato. Para seguir en los parámetros del celuloide, las tomas obedecen a la ortodoxia del séptimo arte. Las imágenes describen como dardos (húmedos y envenenados) cada plano general, medio, de detalle, en picado.

Pocas veces el  sonido de las palabras describe con tanta habilidad el milagro de la entrega total. Al fin y al cabo, yo ya tengo escrito hace décadas que la vida se reduce a cuatro palabras: «amar  y ser amado». Porque como les enseñó  San Pablo a los corintios, «en el atardecer de la vida nos examinarán del amor». Y, sobre todo, hay que aprobar esa asignatura antes del juicio final. Y en esta novela todos intentan aprobar con sobresaliente.  ¡Qué duro es el sexo!

Diego Armario  construye un personaje -¿autobiográfico?- rodeado de mujeres enamoradas y acaba  dibujando  un pasado imperfecto sobre  camas calientes con sábanas frías en habitaciones orientadas al sur de la impudicia.

Las vidas de Enma, de Paula, de Koke, de Ruth, de Lourdes, de Imelda, de Nadine, de Alexis,  de Alejandra,  de Moira, de Eva o de Soledad viven para el disfrute del cuerpo sin restricciones ni ataduras. Mujeres de sexo creativo que escandalizarán a más de un lector o lectora. Con un oponente solícito  que con su experiencia supera  todas las expectativas. Un cóctel perfecto de pasión, whisky sin soda, ron con Coca-Cola, descaro, provocación y desmesura. No crean ustedes que estas historias son carne de cañón para lectores impenitentes, no;  creo que  gustarán por igual a las mujeres atrevidas sin horizontes lejanos.

Película de acción

Hay que tener mucho valor para abordar un tema tan escabroso como el que describe  el escritor Diego Armario, con conocimiento de causa y,  mucho talento e imaginación para venderlo como si fuera «El pecado venial» -(traducido en España por «Me gusta mi cuñada»), película de la sensual Laura Antonelli (que en gloria haya) o la deseada Kim Bassinger en «9 semana y media».  Es sexo erotizado. Nada más y  nada menos. Son personajes (un hombre y diez mujeres) que  piden todo a la vida, que exprimen su existencia hasta la última gota y que terminan pagando un alto precio por ello: la soledad de sus destinos. El sexo, sin duda, es un problema, como vemos.  Pero,  sobre todo, cuando no lo hay.

«El Club de los amantes impacientes«, -insistimos-, es una novela de acción que a su vez se desarrolla como una película trepidante, escrita por un mercenario sin conciencia ni principios. Una buena alternativa para periodistas reconvertidos a digital en tiempos de crisis.

Creo que Diego Armario ha despertado instintos dormidos en ambos hemisferios del ecuador de la cintura. Armario, el narrador de precisión clitoriana,  ha abierto   una brecha -políticamente incorrecta- en un género  poco experimentado hasta ahora cuando no reprimido y prohibido.    ¡Queda tanta piel por descubrir todavía!

Existirá un antes y un después en la literatura erótica de nuestro país tras la publicación de esta obra tórrida, sensual y perturbadora  que debería tener continuación en su viceversa: una mujer agresiva conquistando a una docena de irreductibles machos alfa. “El Club…”,  es  una  lectura idónea para estas noches de estío con tanto hastío. Una película a futuro de Bigas Luna. De momento, leerla en soporte papel, se goza  como  una ducha de agua fría para este verano tan caliente.

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Libro: EL CLUB DE LAS AMANTES IMPACIENTES

Autor: Diego ARMARIO LÓPEZ

Editorial: Arcopress, S.L. – Colección ERÓTICA. Córdoba, 2015

Precio: 22 euros.

                                   Más turbadora que nunca

imagePor Antonio Regalado

Yo quería escribir una crítica literaria como Dios manda -si es que Dios manda escribir una crónica literaria así- y me encuentro, desde la primera página ante un «pitch», un eje, -un escritor (Adolfo) en horas bajas- que vertebra una novela y una película. Porque «El Club de las amantes impacientes» no es solo una novela erótica, -que lo es-, sino, además, un filme cargado de flash-back, de miedos, de inseguridades, de ternuras, de violencias, de soledades y de sexo. Mucho sexo. Demasiado sexo para un hombre solo con acción y reacción en todas direcciones.

Diego Armario, -en su noveno libro y en su cuarta novela-, ha alcanzado una madurez narrativa y descriptiva que augura, sin temor a equivocarnos, que estamos perdiendo, quizás, un periodista de raza para ganar un narrador que camina deprisa hacia la plenitud. Y a la gloria.

Confieso que he leído el libro de un tirón. En mi cogote he sentido la lluvia, -hay que mojarse siempre en este género-, el aliento de la editora mandona y exigente, el humo de los cigarros en la mitad de la noche, la dependencia del alcohol de todos los protagonistas, el dolor de los recuerdos, los jadeos de esas mujeres poco virtuosas y la ternura de Eva, el último cartucho para la regeneración de un perdedor inevitable. Y sobre, todo, he transitado por la construcción de un relato lógico y excitante -en todos los sentidos- donde las páginas son un travelling interminable, casi un zoom lazaroviano para un musical de orgías, desmesuras y sexo sin fronteras.

El dialogo es dinámico, acelerado, profundo, sensual, excitante; una novela más turbadora que nunca, abierta en canal en todas y cada una de las líneas de las 284 páginas para que el protagonista bien pudiera haber sido, no un periodista español, sino el héroe de Woody Allen: «Si pudiera me reencarnaría en las yemas de los dedos de Warren Beatty», el amante perfecto.
Sin límites ni fronteras

Desde el minuto uno, el lector va viviendo los avatares de cada plano, de cada secuencia, de cada escena, de cada panorámica recorriendo el cuerpo (con escasa alma) de hembras de infarto. Adolfo va por el cuerpo de cada una como un explorador africano. Los efectos especiales viajan paralelos a la cámara ficticia que va describiendo las situaciones comprometidas. El lenguaje cinematográfico es bárbaro y escabroso como corresponde a la tensión que el autor crea en cada anochecer y en cada catre o coche. El deseo permanece en cada poro de la piel de los enamorados insaciables. Y ese deseo hay que sublimarlo. Pocas veces la palabra describe con tanta fuerza y precisión esas emociones desenfrenadas.

No hay límites en el disfrute de esos amores sombríos y, esa valentía -que puede ofender al lector no acostumbrado al traspasar la orilla de lo decente-, revaloriza todo relato. Para seguir en los parámetros del celuloide, las tomas obedecen a la ortodoxia del séptimo arte. Las imágenes describen como dardos (húmedos y envenenados) cada plano general, medio, de detalle, en picado.

Pocas veces el sonido de las palabras describe con tanta habilidad el milagro de la entrega total. Al fin y al cabo, yo ya tengo escrito hace décadas que la vida se reduce a cuatro palabras: «amar y ser amado». Porque como les enseñó San Pablo a los corintios, «en el atardecer de la vida nos examinarán del amor». Y, sobre todo, hay que aprobar esa asignatura antes del juicio final. Y en esta novela todos intentan aprobar con sobresaliente. ¡Qué duro es el sexo!

Diego Armario construye un personaje -¿autobiográfico?- rodeado de mujeres enamoradas y acaba dibujando un pasado imperfecto sobre camas calientes con sábanas frías en habitaciones orientadas al sur de la impudicia.

Las vidas de Enma, de Paula, de Koke, de Ruth, de Lourdes, de Imelda, de Nadine, de Alexis, de Alejandra, de Moira, de Eva o de Soledad viven para el disfrute del cuerpo sin restricciones ni ataduras. Mujeres de sexo creativo que escandalizarán a más de un lector o lectora. Con un oponente solícito que con su experiencia supera todas las expectativas. Un cóctel perfecto de pasión, whisky sin soda, ron con Coca-Cola, descaro, provocación y desmesura. No crean ustedes que estas historias son carne de cañón para lectores impenitentes, no; creo que gustarán por igual a las mujeres atrevidas sin horizontes lejanos.

Hay que tener mucho valor para abordar un tema tan escabroso como el que describe el escritor Diego Armario, con conocimiento de causa y, mucho talento e imaginación para venderlo como si fuera «El pecado venial» -(traducido en España por «Me gusta mi cuñada»), película de la sensual Laura Antonelli (que en gloria haya) o la deseada Kim Bassinger en «9 semana y media». Es sexo erotizado. Nada más y nada menos. Son personajes (un hombre y diez mujeres) que piden todo a la vida, que exprimen su existencia hasta la última gota y que terminan pagando un alto precio por ello: la soledad de sus destinos. El sexo, sin duda, es un problema, como vemos. Pero, sobre todo, cuando no lo hay.

«El Club de los amantes impacientes», -insistimos-, es una novela de acción que a su vez se desarrolla como una película trepidante, escrita por un mercenario sin conciencia ni principios. Una buena alternativa para periodistas reconvertidos a digital en tiempos de crisis.

Creo que Diego Armario ha despertado instintos dormidos en ambos hemisferios del ecuador de la cintura. Armario, el narrador de precisión clitoriana, ha abierto una brecha -políticamente incorrecta- en un género poco experimentado hasta ahora cuando no reprimido y prohibido. ¡Queda tanta piel por descubrir todavía!

Existirá un antes y un después en la literatura erótica de nuestro país tras la publicación de esta obra tórrida, sensual y perturbadora que debería tener continuación en su viceversa: una mujer agresiva conquistando a una docena de irreductibles machos alfa. “El Club…”, es una lectura idónea para estas noches de estío con tanto hastío. Una película a futuro de Bigas Luna. De momento, leerla en soporte papel, se goza como una ducha de agua fría para este verano tan caliente.

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La guerra del fin del mundo/informe sobre el yihadismo/antonio regalado

INFORME SOBRE EL YIHADISMO

La guerra del fin del mundo

El miedo es el fundamento del terror yihadista. Y la crueldad es el arma esencial de la “guerra santa” del Daesh (Estado Islámico)

ANTONIO REGALADO

Un año después de que Abu Bark al-Baghdadi proclamara el Estado islámico (IS) en el corazón de Alepo, sus poderes se asientan sobre un territorio de 200.000 kilómetros cuadrados y sus fronteras se pierden entre Irán, Irak -están a apenas 120 kilómetros de Bagdad-, Kurdistan, Turquía, Libia y la propia Siria invadida. El califato extiende su influencia a Yemen, Nigeria, Sudán, Mauritania, Chad, amenaza a Egipto y a los gobiernos de las primaveras árabes. Objetivo; conquistar Europa y destrozar nuestro sistema de vida.

Dos millones y medio de refugiados en Turquía, otro millón en Jordania, más de seiscientos mil desplazados sin rumbo y casi medio millón de inmigrantes en Grecia, Malta, Chipre e Italia confirman que el yihadismo ha emprendido la guerra del fin del mundo. Y no está dispuesto a perderla.

Sobre yihadismo hablaron en el Parador de Toledo veinticuatro expertos durante quince horas, convocados por la Asociación de Periodistas Europeos (APE) que lideran Diego Carcedo y Miguel Ángel Aguilar, dentro del seminario internacional de Defensa y Seguridad, que clausuró el ministro Pedro Morenés. “Hay que impedir que el terrorismo nos imponga su ley”, dijo, a la vez que se mostraba preocupado por una confidencia que un colega le acababa de hacer horas antes en el Golfo Pérsico: “mientras un africano prefiera ahogarse en el Mediterráneo que vivir en África, la situación resulta perversa”.

Problema global

El yihadismo va más allá de una guerra (interminable); es terror en estado puro. La batalla es de opinión y de comunicación. Las redes sociales están siendo decisivas para la captación de adeptos, el adiestramiento y la financiación. No está muy claro el origen del conflicto, la enconada lucha entre los suníes y los chiíes, un odio que dura ya tres siglos y medio. Lo que sí está claro es que todo comienza a moverse tras los desafíos de Al Quaeda. Ahora, el IS (estado islámico) rebautizado en Europa como Daesh para romper por la mitad el vocablo Estado y la dimensión islamista- existen 1.200 millones de musulmanes y solo son 90.000 los combatientes-, se rige por sus propias leyes medievales y amenaza no solo a los musulmanes si no a Occidente. Exige obediencia ciega al califato y su absorción de los discípulos de Bin Laden está cercana.

Cada macabra acción (degollamientos, crucifixiones, amputaciones, piras humanas, violaciones) es celebrada como un éxito. Extender el terror en todas direcciones y crear inseguridad es toda la filosofía de estos asesinos que matan en nombre de Alá. La batalla militar no va a ser suficiente. La victoria solo puede venir de una inversión en generosidad, de la cooperación, de las inversiones y de mejorar las condiciones de vida en todo el área y en el continente africano. La derrota de estos integristas solo puede llegar por la colaboración entre americanos, europeos y los países moderados de Oriente Medio, muchos de ellos, enemigos acérrimos entre si.

Financiación

El IS es una máquina de muerte alentada desde la intocable Arabia Saudí que es quien financia las madrasas (escuelas coránicas) y las mezquitas más radicales del sunismo salafista en el mundo entero. Bajo los auspicios del wahabismo se gestaron los barbarismos más terribles desde los talibán en Afganistán a Al Qaeda en Pakistan pasando por el temible Boko Haram en Nigeria o Nasser al Wuhayshi, recientemente asesinado en Yemen por un dron estadounidense. El wahabismo defiende el asesinato de masas contra los infieles –que somos todos menos ellos-, las mutilaciones, la violencia en todos sus géneros y la destrucción de imágenes, monumentos o templos que “provoquen” una desviación del culto al Corán integrista. Y todo ello, regado con dinero en abundancia de Arabia Saudita a todas las franquicias del mal. El IS se mantiene, además, al confiscar todo tipo de propiedades allí donde se implanta mediante el robo, la extorsión, el secuestro de occidentales, el tráfico de drogas, de armas y la trata de personas desde el Sahel hasta los inmigrantes que llegan desesperadamente a las costas de Europa. ¿Por qué no se denuncia en ningún foro internacional el papel destacado de Arabia Saudita y de otros Emiratos del Golfo? Porque tienen la llave de la energía. Y apoyados en un férreo control policial, en el clero oficialista y en el petróleo, siguen siendo los “tradicionales aliados” occidentales.

El ciclo yihadista

La primera certeza aprendida en el seminario es romper la creencia de que los lobos solitarios actúan por su cuenta. Todos los terroristas están interrelacionado con otros terroristas o con imanes que viven en Europa y Estados Unidos, que son quienes cobijan, alientan y excitan a estas células durmientes que están siempre dispuestas a golpear al enemigo a cualquier hora y en cualquier lugar. El ciclo es sencillo: la extracción de los futuros radicales se hace entre la juventud no integrada, en ambientes de marginación, casi siempre son hijos de familias desestructuradas y a los que en las mezquitas les han incitado al odio. “No tengo padre, no tengo reglas”, resume su filosofía de vida y muerte.»Hacer la yihad” es un procedimiento reglado. Conectan a través de las redes sociales, aceptan el compromiso de viajar a Siria, Libia, Yemen o Afganistán y allí reciben la teórica y la práctica. El reclutamiento dura entre cuatro y seis meses. La promesa de recibir entre 1.200 euros al mes para los occidentales -y 300 euros para los musulmanes de países árabes- es un atracción fatal incluso para las mujeres. Con un presupuesto de unos 500.millones de dólares mensuales, el Daesh convence a combatientes en todo el mundo. Unos 30.000 miembros son europeos, americanos, australianos y canadienses. De estos, varias decenas son españoles. Y más de 300 están detenidos en las cárceles. Los expertos aseguran que la mitad de los yihadistas no vuelven porque no soportan el entrenamiento o porque perecen en enfrentamientos con las tropas sirias, kurdas o iraquíes. Los que regresan saben que su misión es estar disponibles y silentes para cometer atentados, bien señalados por sus superiores o a iniciativa propia si se presta la ocasión para cometer una masacre. Solo un 15 por 100 de los yihadistas que regresan son conversos. Incluso se ha dado el caso de algún judío. La erótica de las armas, de los explosivos y el orgullo de haber hecho la yihad mantienen a estos lobos solitarios dispuestos para la muerte y la masacre. Cuantas más víctimas, mejor. Y si son católicos, -y por tanto infieles- mejor todavía. Sociológicamente, los radicales no responden a ningún perfil determinado. Si acaso tienen en común la desesperación.

Territorio y repoblación

El Daesh (Estado Islámico) basa su fuerza en un control absoluto e inhumano sobre las personas y en especial sobre las mujeres a las que se les trata peor que a esclavas. El territorio les da poder y las mujeres solo sirven para la repoblación. Son el elemento imprescindible. Las violaciones sistemáticas forman parte del terror interno al que se somete a todos los combatientes para conseguir el objetivo. Un territorio, un califato y unos nuevos seguidores fanáticos del profeta. El rapto de jóvenes mujeres no es el signo distintivo de Boko Haram. Hoy es el método adoptado también por el IS.

España –la antigua Ándalus- es un objetivo prioritario de la reconquista para los seguidores del califa Baghdadi. El director del CNI Félix Sanz Roldán, afirmaba en este Seminario que todos los yihadistas españoles que han regresado están bajo control de la Policía. “Esto es terrorismo”, subrayaba, “no una guerra”. Y el centro de gravedad ha pasado de Afganistán a Siria. Está a las puertas de casa.

Aprendimos en estas jornadas que a los talibanes nadie les vio venir pero la guerra de Siria nos ha abierto los ojos. Mientras las ruinas de Palmira penden de un hilo, la tolerancia de nuestra democracia les permite construir miles de mezquitas en la UE (En España hay más de 1,500, una tercera parte de ellas levantadas de forma ilegal) y es allí donde se incuba el odio en el corazón de estos desalmados. Arabia y Qatar son los países que financian estas sedes. Y su intransigencia es tan desmesurada que Riad ha pedido a Suiza que elimine la cruz blanca de su bandera. Hasta el Papa Francisco ha condenado “el terrorismo del IS” que se ensancha cada 100 kilómetros cada día en el corazón de Oriente Medio.

El próximo día 29, festividad de San Pedro y San Pablo, se “celebrara” el Día Internacional del Daesh. La portada de su revista oficial Daviq lo dice todo; una foto de la Plaza de San Pedro en el Vaticano, en la que en el monolito central ondea la bandera del IS. No van a pararse ante nadie. Roma, la Iglesia católica es, quizás, el enemigo principal.

El nemigo público número 1

La diplomacia religiosa no parece suficiente para acabar con el Daesh. Hay que “ahorquillar el tiro”, como dijo el almirante Juan Francisco Martínez Núñez, director general de Política de Defensa, es decir, dialogar con todos los países implicados y entender que nuestra libertad, no es la suya, que los valores occidentales no pueden imponerse por la fuerza y que el respeto –respetar y ser respetado- son los ingredientes de la nueva colaboración. La experiencia de las FFAA españolas en el Sahel le está otorgando un nuevo estatus de interlocutor especial con todas las partes y en todos los foros.

El IS pretende extender su proyecto fanático por el mundo. Es una guerra santa de la crueldad. El 11-S en Nueva York, el 11-M en Madrid, el 7J en Londres o los atentados de principios de año en París confirman que el enemigo público número 1 tiene nombre: el Daesh que no tiene estado ni es califato pero que ha ganado la primera batalla: la de la palabra y la de las redes sociales. Ha llegado hasta el salón de nuestras casas para amenazarnos con su extensión del miedo, de la radicalidad y de la propaganda. Saben que nuestras leyes son insuficientes y nuestra contra argumentación escasa. Debemos neutralizar ese odio africano que viene de la época romana y que se aviva con la colonización. Necesitamos un antivirus para neutralizar esta enfermedad religiosa que a todos nos afecta. Por cada occidental que es ejecutado, mueren en esta sanguinaria guerra 99 musulmanes. Las víctimas de este primer año de califato superan ya las 20.000.

Lucha común

Si admitimos que el problema es global, -una amenaza para la civilización occidental y oriental-, tenemos que admitir que las soluciones deben ser globales Naciones Unidas, OTAN, UE, los países árabes y las instituciones africanas deben unir fuerzas para luchar juntos y en la misma dirección. No hay una estrategia conjunta y sin llevar militares (a tierra) no se podrá acabar con estos terroristas. Porque esta no es una guerra convencional. Y los militares saben muy bien que nunca un ejército ha vencido al terrorismo. La crisis libia y la del Sahel complican sobremanera la solución definitiva porque las mafias se han instalado en el corazón de esos estados fallidos y están intentando desestabilizar a la UE con desplazados políticos entre los que se incluyen yihadistas peligrosos. La falta de combatividad de las Fuerzas armadas de países como Irak y la división entre suníes, chiíes y otras etnias islámicas impiden una estrategia de defensa común. Estamos ante el mayor desafío que tiene la UE y Estados Unidos, un desafío cuya herramienta principal es el miedo –hacernos vivir en la inseguridad- y de una crueldad sin precedentes.

Estamos pagando los errores de las invasiones de Irak y Libia. La fuerza no es suficiente para aniquilar el terrorismo salafista. La fe del IS es su arma más poderosa. La alianza contra el terrorismo debe librarse sin fisuras; precisamos dar la batalla de las ideas y de los principios, una narrativa que contrarreste su poder mediático y acentuar el desarrollo social. En esta guerra del fin del mundo hay que impedir que el terrorismo imponga su ley empezando por Internet. Tenemos detectado el problema más grave de nuestro tiempo, un terrorismo tecnológico y dogmático. Los espías cumplen hoy una labor prioritaria. La cooperación internacional en esta materia está conectada. Tenemos que impedir a toda costa que la gestión de la brutalidad no paralice nuestra determinación en la victoria. Solo hay un camino para mantener una sociedad libre; tener al público informado. Para ganar esta guerra todos los demócratas nos necesitamos. Aquí no sobra nadie.

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yihadismo: del terror a la guerra interminable/antonio regalado/bahia de itaca

TOLEDO/ BAHIA DE ITACA

 

 –    “Expertos europeos debatirán en el Parador de Toledo los días 9 y 10 sobre el integrismo musulmán (IS), la mayor amenaza terrorista de  nuestro tiempo”.

–        Sanz Roldán (CNI) hablará de la cooperación de los servicios secretos y Morenés, ministro de Defensa, clausurara el Seminario este miércoles.

 

    

               Yihadismo: del terror a la guerra (interminable)

 

ANTONIO REGALADO

Tomo prestado el título del XXVII Seminario sobre Seguridad y Defensa que organiza la Asociación de Periodistas Europeos (APE) en el Parador de Toledo. Yihadismo: del terror a la guerra. Diego Carcedo y Miguel Angel Aguilar mantienen frente a la crisis un foro de debate internacional que trasciende el marco académico para convertirse en una cuestión de Estado.

Desde hace tres años comprobamos que el yihadismo es la amenaza más global a nuestra forma de vida. Los atentados de Paris de principios de año confirmaron que no hay fronteras para estos fanáticos del Islam. Fuentes iraquíes aseguran que el 60 por 100 de los combatientes del estado islámico (ISIS)  proceden de los países occidentales y que la falta de integración posibilita a través de Internet su captación y radicalización.

Los expertos constatan que el origen de estos sectores violentos está en los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, reivindicados por Al Qaeda. Y la excusa, el conflicto palestino-israelí, la “impía” y degenerada vida occidental y la desigualdad social.  El objetivo del estado islámico es crear un califato e imponer la sharía en todo el orbe musulmán. Se sabe que la financiación proviene de tres fuentes: tráfico de  drogas y de armas, donaciones privadas e incautaciones forzosas en los territorios ocupados mediante el terror.

La ciberyihad

La brutalidad de los actos que nos llegan vía TV o vídeos grabados por expertos colaboradores, anclados en la Edad Media, contrastan con el uso sistemático de las redes sociales donde difunden su propaganda. La ciberyihad puede llevarse a cabo desde cualquier parte del mundo con un simple ordenador. Los especialistas explicarán en este seminario cuál es el proceso por el que alguien cruza la frontera de la curiosidad para sumarse a una cédula yihadista y hasta qué punto las investigaciones de las fuerzas de seguridad se complican al dedicar tanto esfuerzo a estos ciberterroristas virtuales. España ha encarcelado ya a más de 200 personas relacionadas con el yihadismo y admite que casi un centenar de ciudadanos combaten en las filas del IS, incluidas más de una docena de chicas jóvenes.

La inteligencia conectada

La acción militar española con misiones especificas en la orilla sur del Mediterráneo y el Sahel es decisiva en una zona mayoritariamente musulmana en la que sobrevive la amenaza del terrorismo integrista. ¿Corren riesgo nuestras tropas? ¿Cómo apaciguar el odio a los europeos,  extendido en Oriente Medio tras las operaciones en Irak y Afganistán? ¿Qué pasa en Siria? ¿Salvaremos Palmira? ¿Hablamos de terrorismo o de una guerra no convencional pero total? ¿Están entrando terroristas “silentes” en el espacio Schengen amparados por las mafias de Libia que llevan a Italia a miles de refugiados sin futuro? Si el terrorismo yihadista es global no cabe duda que la respuesta debe ser global. Y debe comenzar por los servicios de inteligencia. Una inteligencia conectada para controlar a los terroristas potenciales y a quienes vuelven del frente a los países de la UE. ¿Cómo se han renovado los servicios secretos ante esta amenaza?

Integración e islamofobia

Los terroristas que actúan de manera independiente, los mal llamados “lobos solitarios”, suponen un alto riesgo en el espacio europeo dada la libertad de movimientos. Muchos de estos terroristas no tienen una estructura jerarquizada y al estar formados por ciudadanos comunitarios supuestamente integrados, complican su búsqueda y captura y facilita que ataquen a cualquier hora en cualquier lugar. La vulnerabilidad de la UE es evidente. Esta inseguridad provoca una corriente ciudadana de islamofobia cultivada por grupos extremistas xenófobos que complican soluciones razonables a los gobiernos democráticos.  ¿Una mayor integración social puede evitar la patología del odio? ¿Pueden los propios musulmanes moderados darse cuenta de que ellos son las primeras víctimas de este fanatismo terrorista de raíz religiosa?

Panel de expertos

Para dar respuesta a tanta pregunta, el Seminario contará, entre otros,  con profesionales cualificados en la materia como Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad; Gilles Kepel, profesor de la Universidad de la Sorbona; Richard Dowden, director de la Royal African Society de Londres, Fernando Reinares, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos; Dolores Delgado, Fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional; Pierre Conesa, ex funcionario de Defensa del Gobierno francés; el general Francisco Gan, director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS); Félix Sanz Roldán, director del CNI y clausurará un año más este encuentro el ministro de Defensa Pedro Morenés.

La Asociación de Periodistas Europeos culmina así un curso más –y van 26- este seminario internacional sobre Seguridad y Defensa que se desarrollará en el Parador Nacional de Toledo los días 9 y 10 de este mes de junio. El año pasado descubríamos qué era la ciberseguridad. Sin duda, en esta edición buscaremos respuestas al yihadismo o el terror de nuestro tiempo. La guerra interminable.