LA REALIDAD termina siempre imponiéndose a los titulares. Y a la ideología. Y la realidad se expresa en cifras, de forma escandalosa: 4,4 millones de parados –todos con nombre y apellidos- (de ellos casi 200.000 en la Región); 1,2 millones de familias sin ningún ingreso (55.000 en Castilla-la Mancha), una deuda púbica del 51,9% del PIB y un déficit por cuenta corriente escandaloso. Y lo que es peor: no tenemos credibilidad en los mercados internacionales para colocar la deuda anual (del Estado y de las empresas) que este año asciende a 350.000 millones.
ZP, atrapado en Davos, se cayó del caballo de la demagogia y prometió alargar de 65 a 67 años la edad de jubilación, ampliar los años de cotización y recortar 50.000 millones de gasto mientras Corbacho abre de par en par su corazón a sindicatos y trabajadores para negociar una reforma laboral amplia que dé flexibilidad al mercado y se pueda crear empleo. Hace un defender esto era una herejía antidemocrática. Es tiempo de ética y austeridad. Hay que empezar por reducir draconianamente los subsidios a partidos, sindicatos y fundaciones; los políticos deben perder privilegios como las cesantías ministeriales y autonómicas cuando se sigue en cargos públicos. El ejemplo más significativo es el de Leire Pajín (secretaria general, senadora y ex secretaria de estado). Y donde digo PSOE, digo PP: ¿Cómo no es incompatible cobrar como senadora, diputada regional y secretaria general de su partido? Supongamos que hablo de Cospedal. ¿Para cuándo abolir la discriminación que supone que los parlamentarios nacionales con 7 años cotizados tengan derecho a la máxima prestación por jubilación cuando a un trabajador normal le cuesta 35? Que los populares se acuerden del ejemplo de Loyola de Palacios. ¿Y los sueldos vitalicios a los ex?
A mí me ha sorprendido gratamente José María Barreda al pedir con luz y taquígrafos a José Luis Rodríguez Zapatero que tras la presidencia europea haga una remodelación y adelgace el Gabinete. Él lo hizo al comienzo de la crisis. ¿Para qué coños quiere Zapatero 666 asesores en Moncloa y para qué sirven los ministerios de Igualdad, Vivienda, Educación, Cultura, Universidad, Medio ambiente, Medio Marino y Medio Rural cuando todas esas competencias están transferidas? Naturalmente que las autonomías y los ayuntamientos deben volver a la ética y a la austeridad cuanto antes. Ha llegado la hora del compromiso. Del pacto para sacar adelante España entera. Las reformas estructurales (educación, laboral, pensiones, justicia, modelo de estado, energía, agua, infraestructuras, horarios y regeneración democrática) no pueden esperar más. Si el Presidente del gobierno, tras sus oraciones en la Casa Blanca, fuera un político serio llamaría a Rajoy para consensuar dichas reformas. La situación es tan grave que hasta no se vería con malos ojos un gobierno de unidad. Ya sucedió en Alemania hace cuatro y por esa ambición de país, están retorciendo el cuello a la crisis.
La alternativa es el adelanto de elecciones generales. Y que el pueblo decida. Porque estas reformas, aplazadas año tras año -muy propio de la indolencia española- deberían ser consultadas y refrendadas en las urnas. Hemos degollado la gallina de los huevos de oro del ladrillo por la entelequia de una ley de economía sostenible y nos hemos encontrado en la calle y con la hipoteca a medio pagar.
Lo más importante –lo único importante- de ahora en adelante es crear empleo como pide Barreda. Porque el paro es el resultado de una política triunfalista, mentirosa y equivocada. Gobernar es decidir y decidir en democracia es, sobre todas las cosas, decir la verdad a los ciudadanos y saber a qué se destina cada peseta del contribuyente. Zapatero no es un ejemplo en CLM. Ni desbloquea el Estatuto ni explica por qué jibariza el Estado del Bienestar para castigar a los más débiles. Rajoy no tiene opinión formada sobre los cementerios nucleares ni pone orden en sus barones mediterráneos para que a la Región no le falte agua. Estamos rodeados. ¡Que los dioses nos asistan¡