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europa es el camino/antonio regalado

                                 Europa es el camino
 
       “Tras la II Guerra Mundial, el diálogo y  la voluntad política de la UE, han desterrado las guerras de fronteras y de religión que minaron el Viejo Continente desde hace más de 2000 años”.
 
       El jueves 30, las primeras charlas europeístas llegan a Toledo. Concretamente, al Colegio Nuestra Señora de los Infantes y al IES Carlos III. El 5 de mayo es el turno para el IES Universidad Laboral
 
 
POR ANTONIO REGALADO
El próximo 9 de mayo celebraremos el Día de Europa. Y el 12 de junio, conmemoramos el XXX aniversario de la incorporación de España al entonces Mercado Común europeo, hoy Unión Europea. (EU). Con este motivo, auspiciados por la Oficina del Parlamento en Madrid que dirige Ignacio SEMPER, un grupo de voluntarios, socios de organizaciones no gubernamentales como  Europa en Suma, Jóvenes europeístas y federalistas y el Movimiento Europeo hemos empezado a predicar el mensaje comunitario -“Unidad en la Diversidad” por colegios públicos, concertados e institutos de Enseñanza Media y Universidades Laborales. La experiencia la hemos iniciado en Madrid, Segovia y Jaén  y esperamos ampliarla a todo el territorio nacional a partir del próximo curso.
El jueves 30, las primeras charlas llegan a Toledo. Concretamente, al Colegio Nuestra Señora de los Infantes y al IES Carlos III. El 5 de mayo es el turno para el IES Universidad Laboral. Como profesor voluntario ¿Qué vamos a destacar en estos encuentros? Muy sencillo: el valor y el privilegio de ser europeos. De pertenecer a un espacio geográfico donde, después de 2000 años, el diálogo ha enterrado todas las guerras y la voluntad política es el arma más poderosa para encarar juntos el futuro.
 
Espacio de paz y libertad
 
Los 28 países de la UE – 509 millones de personas en 4,6 millones de kilómetros cuadrados- representamos hoy una filosofía de vida que es un ejemplo para el mundo entero. Tenemos una bandera con doce estrellas amarillas, símbolo de la armonía y el equilibrio; un himno (a la alegría) compuesto por Beethoven  y una monera  única, (el euro), que abre puertas y tiende puentes en todas direcciones.
Solo considerando que en la Vieja Europa no padecemos ninguna guerra –si exceptuamos las de la antigua Yugoeslavia- desde hace siete décadas, podemos entender en plenitud el valor de la paz. La UE es paz y libertad. Una geografía en la que se respetan los Derechos Fundamentes (el derecho a la vida, -está abolida la pena de muerte en todos los Códigos Penales-,  a la libertad de expresión, de opinión, de religión, igualdad de sexos; derechos sociales (sanidad, educación, trabajo, paro, pensiones, dependencia…); libre circulación de personas, capitales, mercancías y servicios; gozamos de ciudadanía europea y de un Espacio Schengen que garantiza seguridad colectiva frente al terrorismo, el narcotráfico, la trata de personas o las mafias organizadas.  La normativa europea nos permite disfrutar de un estado de derecho donde se puede vivir y trabajar en igualdad de condiciones, independientemente del lugar de origen de donde se proceda.
Más que un mercado
Las instituciones europeas (Parlamento, Tribunales, Consejo de Ministros) son plenamente democráticas, elegidas directa o indirectamente por todos los ciudadanos. El presidente de la Comisión y sus comisarios también han pasado por las urnas con el plácet del Legislativo comunitario. Cada vez el déficit democrático institucional se va corrigiendo sustancialmente.
La UE no es únicamente un mercado. No; las políticas sociales comunitarias afectan directamente a todos los ciudadanos y benefician más a lo más desfavorecidos. Ahí están los fondos de cohesión, los estructurales o la PAC (Política Agraria Común) que tanto hace por fomentar el progreso en el mundo rural y en la igualdad de oportunidades.
Esta Babel de 24 idiomas oficiales y cerca de 100 lenguas autóctonas en la más poderosa imagen de la pluralidad. La cultura (el cine, el teatro) y la defensa del Patrimonio material e inmaterial son otros esfuerzos colectivos que nos benefician a todos. La energía y la informática son nuestros puntos más débiles por la dependencia exterior que conllevan respecto a Japón y EEUU; sin embargo, en medio ambiente y la trazabilidad de los alimentos –conocer toda la cadena de manipulación desde el origen al consumidor- somos líderes mundiales. En especial en la puesta en marcha de energías renovables.
Cierto que nuestra política exterior no se corresponde con la de defensa. Algo hemos conseguido ya: ser ciudadanos de la Unión con un pasaporte único.  Amparados en el paraguas de la OTAN ya estamos coordinando acciones armadas en el Sahel sin protección directa estadounidense.
 
Solidaridad
 
Nuestra ayuda al desarrollo se acerca al 0,6 % del PIB comunitario (sobre unos 145.000 millones de euros en 2015) mientras nuestra gran asignatura pendiente –el desafío inmigratorio- la estamos aprobando poco a poco solidariamente con los seres humanos que huyen del hambre y del ISIS, que han vencido el miedo al mar y miran esperanzados a la tierra prometida de Italia, Malta y España.
En el territorio UE, pese a todas las crisis, tenemos el lujo de no pasar hambre. Mucho queda por hacer todavía. Las ampliaciones quizás se hayan precipitado. Algunos países aspirantes a entrar en Bruselas como Turquía producen receñp y desconfianza. Nadie acierta a poner fronteras a la UE. ¿En Ucrania?, ¿en Bielorusia?, ¿en Israel?,  ¿quizás la propia Rusia podría ser socio europeo en el futuro? Ensanchar la libertad y la democracia no tiene límites. Con políticas de integración y solidaridad todo es posible.
 
Tres décadas de progreso
 
España cumple 30 años en el club más exclusivo del mundo. Ha sido el país más beneficiado económicamente. Hoy disfrutamos de las autopistas y de los ferrocarriles (AVE) más modernos del mundo. Este año seremos contribuyentes netos, es decir, solidarios con otros países con menores recursos. Claro que no faltan las tensiones. Es el caso del desafío griego. Pero la voluntad política permite seguir construyendo, paso a paso, un mundo más justo y solidario. Grecia, Roma y la Iglesia católica (democracia, derecho y humanismo) han vertebrado una integración que no tiene marcha atrás.
Personalmente instaré en estas charlas a los directores de los colegios a que nos abran las puertas de par en par para explicar por qué Europa es necesaria; y a los jóvenes escolares a que soliciten las becas ERASMUS + para que aprendan, conozcan y se entiendan con otros jóvenes europeos, americanos y asiáticos y practiquen la tolerancia. Para que se sientan españoles y europeos sin complejos y para que no olviden que mañana, con esfuerzo y oposiciones, eso sí, ellos pueden ser líderes y trabajadores cualificados de la Unión. Unos funcionarios bien formados, pagados y considerados, que, por encima de su nacionalidad, tienen siempre presente que los principios y valores de la unidad, la paz y la libertad son la columna vertebral de los futuros Estados Unidos de Europa, valores permanentes que cinco minutos después de terminar la II Guerra Mundial, soñaron Adenauer, Schuman, de Gasperi, Spinelli, Monet, Spaak y Churchill. Con Europa, más allá de la crisis, más allá de la globalización, tenemos voz propia en el mundo. Europa no es solo un sueño de los Padres Fundadores;  Europa es el camino.
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fraga, vocacion de servicio/antonio regalado

Libro: FRAGA Y EL EJE DE LA TRANSCION

Autor: Gabriel Elorriaga Fernández

Edita: Cuadernos del Congreso de los Diputados, 243 páginas, Madrid, 2015

 

 

FRAGA, VOCACION DE SERVICIO

 

 

Por Antonio REGALADO

 

Manuel Fraga Iribarne (Villalba, Lugo, 23 de noviembre/1922 –Madrid, 15 de enero/2012) ha sido uno de los políticos más destacados de nuestro país. Un hombre, digámoslo pronto, comprometido con su tiempo. Y controvertido. Tuvo muchos amigos y muchos enemigos. Pero nadie puede discutirle su amor, su entrega  y servicios a España. Porque Manuel Fraga, -don Manuel- era más que un político: fue un eminente catedrático investigador del constitucionalismo y un diplomático ejemplar que defendió como nadie los intereses nacionales en especial en el Reno Unido.

Gabriel Elorriaga, estrecho colaborador de Fraga, gallego como él,  ha escrito un libro inacabado  -decimos inacabado porque aquí solo explica su andadura como hombre clave durante la Transición- y creemos que abordará en profundidad el resto de su andadura política desde la Presidencia de la Xunta de Galicia hasta su último capítulo como senador, para completar la biografía de un hombre público, al que “le caí el Estado en la cabeza”.

Uno pude estar o no de acuerdo con las ideas que defendió don Manuel pero nadie, nadie, al conocer su obra puede quedarse indiferente.  El libro se lee de un tirón. Es el mejor reclamo para explicar que está bien escrito, que no es una hagiografía, y que  sus 243 páginas albergan contenido suficiente para mejorar la idea colectiva de un hombre, con una vocación de servicio excepcional que nació en el seno de una familia humilde, que trabajó sin descanso toda su vida y que nunca se enriqueció. Un político honrado.

Tiempo habrá para examinar sus decenas y decenas de libros, de ponencias, de ensayos, de artículos, sus investigaciones  demoscópicas. No hubo parcela social o política que no estudiara y desarrollara con la pasión del profesor nvato e insaciable. Fue un estudiante brillante y su currículum universitario (catedrático   de Derecho Político y de Derecho Constitucional) se engrandece con  más de 20 doctorados Honoris Causa por otras tantas universidades hispanoamericanas, europeas, australianas y estadounidenses.

Hombre de acción

Manuel Fraga (MF) tuvo su primer destino diplomático como secretario en el Instituto de Cultura Hispánica y desde allí impulsó los estudios constitucionales. ¿Por qué ese tipo de estudios en una España monolítica? Porque Fraga (“La Reforma del Congreso de los Estados Unidos”, (1951), “El Congreso y la Política Exterior de USA” (1952) o “Las Constituciones de Puerto Rico” (1953) nunca fue un franquista al uso y sus conocimientos le confirmaban cada día que había una  vida parlamentaria y democrática al otro lado del Movimiento.  Desde este puesto, Manuel Fraga dio muestras de ser no solo un teórico sino un hombre de acción. Cuenta Elorriaga esta vivencia personal: en el Teatro María Guerrero el Instituto de Cultura Hispánica rendía homenaje a Salvador Dalí. La Bienal se organizó como acto-conferencia pero unos alborotadores intentaron reventar el acontecimiento. Dalí esperaba apoyado en su bastón para hablar cuando Fraga se adelantó y gritó a los alborotadores: “¡Los que están pateando son unos bellacos!”. La gran mayoría del público prorrumpió en aplausos y la nutrida minoría de alborotadores, tomó las de Villadiego.

En una película dirigida por el por el propio Dalí se recoge el incidente y se ve a un Manuel Fraga enérgico despejando la situación. A continuación, el divino Dalí con su engolada voz, proclamó: “Picasso es español, yo también. Picasso es un genio, yo también. Picasso es comunista, yo… tampoco”.

La ley de prensa: el principio del cambio

Manuel Fraga es un hombre multifacético, complejo, serio, responsable… que transmitía autoritarismo en su voz pero que conviene recordar que  fue el primer aperturista del régimen. Desde la Universidad o desde el propio gobierno como ministro de Información y Turismo. Es el padre de la ley de Prensa e Imprenta (1966), una tente vigente  que acabó con la censura previa y que modificó sustancialmente el mundo editorial. Un revulsivo paralelo para encauzar la libertad de expresión, los libros, la canción, el teatro o el cine. En suma, un proyecto que ensanchó la cultura en todas direcciones. Y qué decir de su contribución a la creación por todo el país de los Videoclubs y de los Paradores. La famosa foto en bañador con el embajador estadounidense para romper el maleficio de la “bomba de Palomares” sobre tierras almerienses es todo un gesto que confirma que este ilustre gallego se implicaba en todos los asuntos incómodos y siempre daba la cara. La Ley de Prensa e Imprenta inicia las reformas que España necesita para dar el gran salto, el gran cambio a la democracia.

Como ministro de Información, “inventó” las ruedas de prensa de los viernes tras los Consejos de Ministros, sustituyó las notas de prensa por las apariciones en directo y fue el primero que comprendió el valor comunicativo de la Televisión. Fue el gran impulsor de la TVE2 y se preocupó por vez primera de la programación cultural. Nada le era ajeno mientras el Gobierno de Arias Navarro agonizaba sin poner en marcha sus reformas del “Espíritu del 12 de febrero”.

Como responsable de turismo, MF entendió mejor que nadie que el turismo era una fuente inagotable de divisas. Rehabilitó lo edificios  más emblemáticos y los convirtió en hoteles de lujo, hoy una de las enseñas de la Marca España.

Compromiso monárquico

Nuestro personaje fue una pieza fundamental para consolidar el papel (en aquel momento  indefinido)  del príncipe don Juan Carlos y, por ende, de la Monarquía española. Su relación con el Rey emérito fue siempre muy cordial.  Y otro de los aspectos menos conocidos de MF es su preocupación por la sociedad civil. Estimuló el Instituto de Estudios Políticos y Constitucionales y puso los cimientos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a través del Instituto de la Opinión Pública.

Políglota y lector empedernido de periódicos, los recortaba diariamente para repartirlos entre los colaboradores de su departamento. Siempre fue igual. Un trabajador infatigable teniendo como meta el bien común. “Yo he venido aquí a servir y no a servirme del cargo”, repetía a sus allegados y funcionarios al tomar posesión de cada cargo institucional o académico.  Su paso pactado (de dos años) por la embajada de España en Londres -“una travesía del desierto”- no fue un paréntesis en su vocación política. Al contrario, la sede diplomática se convirtió en un centro de peregrinaje. Por allí desfilaron todos los prohombres de la época (excepto Adolfo Suárez) porque sin duda, el liderazgo de MF serie el mejor paraguas más seguro para encarar  el futuro  político tras la muerte de Francisco Franco. Su liderazgo no era cuestionado ni a izquierda, derecha y centro  en vida política nacional.

Perdida del centro y padre de la Constitución

Por el libro de Gabriel Elorriaga desfilan todos los personajes del final del antiguo régimen y los que conformarían la Transición. Desde Carrillo –a quien presentó en el Club siglo XXI- a Tierno Galván, pasando por Arias Navarro, Tamames, Pio Cabanillas, Marcelino Oreja, Martín Villa, Osorio, Licinio de la Fuente, Jesús Posada, -prologuista de este libro- Areilza, Castiella, Fernández Miranda, Múgica, Felipe González

Manuel Fraga,  un hombre de centro con  maneras viscerales autoritarias, intentó acomodarse a la nueva situación; siempre fue consciente de que la participación política de la sociedad era inevitable pero fue Adolfo Suárez con su posterior UCD quien le invadió el terreno y le arrancó los  votos para liderar la Transición. Fraga no pudo sacar partido a la Ley de Asociaciones que él tanto había promocionado y su Reforma Democrática y su Alianza posterior no pudieron  pescar apoyos suficientes en las  elecciones generales del 15 de junio de 1977 a pesar del gran equipo de dirigentes que le acompañaban conocidos como “Los 7 Magníficos”.

UCD (165 escaños) PSOE (103),  PCE (12)  y AP (16)  se alzaron con la mayoría de  los 350 escaños de las Constituyentes, comenzando así la consolidación del bipartidismo que empezó  a  romperse en mayo de 2014.

Los 1,4 millones de votos (el 8,05%) le otorgaron  a Fraga voz y voto para ser uno de los 7 padres de la Carta Magna junto Pérez Llorca, Herrero de Miñon y Gabi Cisneros (UCD), Peces Barba (PSOE), Miguel Roca (CiU), Jordi Solé Tura (PCE) y el propio Fraga por AP. Los siete constituyentes pronto comprenderían que las grandes decisiones se estaban cocinando en restaurantes de cinco tenedores (en el calor de la noche) entre el vicepresidente Abril Martorell y el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra.

La Carta Magna del 78 fue el contrato para saldar cuentas con el pasado, abrazar la reconciliación y caminar adelante, juntos y en la misma dirección. Algunos Capítulos, como el VIII, referente a las Autonomías, no quedó  bien hilvanado y treinta y siete años después, la sombra de la falta de unidad provocada por inquilinos de La Moncloa sin visión de Estado y por separatistas insolidarios, han puesto en peligro la unidad de la Patria. Don Manuel ya no puede verlo.

Atrás habían quedado firmados los Pactos de la Moncloa (políticos y económicos)  promovidos por Suárez, donde Fraga jugó un papel decisivo junto a Calvo Sotelo, González,  Carrillo, Triginer, Raventós, Roca, Ajuriaguerra, Tierno, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho.

El relevo popular

Tras el desmoronamiento de la UCD en 1982, Manuel Fraga se convirtió en el principal opositor al PSOE de un Felipe González invencible en las urnas. Pero Manuel Fraga nunca se rindió y años después, a finales de marzo de los 90, entregó el testigo del poder del partido a José María Aznar. Ante los 3000 compromisarios reunidos en Sevilla, Fraga rompió la carta de dimisión por anticipado” al grito de “Ni tutelas, ni tu tías”. Aun faltarían otros seis años para que el PP se alzara con la victoria en las generales, acabando con catorce años de felipismo. El resto de la historia es bien conocida. Aznar consigue mayoría absoluta en el 2000 y decide renunciar en 2004.

La tragedia del 11M volcó las elecciones que devolvió el poder a los socialistas de Rodríguez Zapatero. La crisis (que nunca existió para ZP) y sus erráticas políticas en matera interna y exterior) han dejado al presidente Rajoy un panorama desolador… en lo  político, social y en lo económico.

El profesor Fraga, dejó escrita en el Diario de Sesiones de la Cámara Baja (18 julio 1978) esta premonición que hoy nos preocupa sobre la integridad territorial: “Yo quiero afirmar aquí la necesidad absoluta de distinguir entre los legítimos deseos de autonomía, que admiten una solución política y administrativa, y los claros intentos de separatismo revolucionario y terrorista que no admiten más solución que sereno pero severo uso de toda la fuerza del Estado para suprimirlos. Lo demás es alta traición”.

Los grandes cambios históricos que se producen cada 40 años están a punto de mover los horizontes. Realmente vivimos tiempos interesantes.

Entregado el testigo del partido conservador a José María Aznar, Fraga vuelve a casa y gana sus primeras elecciones democráticas a la Presidencia de la Xunta de Galicia donde mantuvo el poder durante 15 años. Su último destino político: el Senado de España.

Gabriel Elorriaga ha puesto a un intelectual, a un político y a un hombre de acción frente a la historia. Su extensa  bibliografía abarca la política, la economía, la sociedad, la mujer, la razón, la moral, la familia, la educación, la guerra, la paz, las crisis de estado, España, la sociología, el Nuevo orden Mundial, la emigración,-él lo fue en Cuba-,  Finisterre, la UE, Balmes, Jovellanos, Cánovas o Alvaro Cunqueiro.

Quienes le trataron en vida hablan de él como una persona generosa   y sensible, austera, disciplinada. Sin embargo su expresión corporal con aquellas expresiones de “¡A por ellos!”, en un mitin electoral, o “la calle es mía”, cuando era ministro de Interior, agigantadas por la TV,  han proyectado una imagen de Fraga Iribarne en blanco y negro de hombre visceral y autoritario difícil de desmontar. Para desfacer el entuerto de una persona con tanto  carisma y tan escaso márketing, Gabriel Elorriaga está obligado a desgranar la totalidad de su vida (sí, su vida) y de su obra, desgranando su influencia y su contribución a la vida nacional,  empezando, quizás, por su impulso a la sociología política. Fraga es un animal político inclasificable. Nadie duda sin embargo de que fue siempre un fiel servidor del Estado, un funcionario ejemplar. Un español de su tiempo.