La candidata de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) a las próximas elecciones generales, Rosa Díez, insiste en acusar al PP y al PSOE de fabricar un «discurso de impunidad» sobre ETA por no exigir a la banda terrorista «la disolución, la entrega de las armas y la colaboración con la justicia». Por ello, ya ha recibido los primeros zarpazos antidemocráticos de Bildu y el silencio de sus rivales políticos. Es el único partido que ofrece mítines en plena calle, da voz a los transeúntes y al que nunca le chirría la palabra España.
Las 450 propuestas electorales son transparentes: defienden una nación de ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones, desde la defensa del español a la renuncia a privilegios medievales. UPyD apuesta por reformar la Constitución –cerrar definitivamente el mapa autonómico- para
conseguir un estado federal fuerte que recupere las competencias en Educación, Sanidad, Justicia y Medio Ambiente; una reforma electoral (con 400 diputados),-que también implicaría al Senado- convirtiéndolo en una verdadera cámara territorial. Supresión de las Diputaciones y de los miles de organismos y entes públicos que podrían ahorrar anualmente a los contribuyentes 40.000 millones de euros. Así mismo, apremia una ley de responsabilidad política y penal para los gestores públicos. En vivienda proponen una fórmula novedosa que va más allá de la dación en pago evitando la desamortización mediante tutela judicial.
El capítulo económico está íntimamente ligado a la reestructuración administrativa de todo el Estado (gobierno, autonomías y ayuntamientos) apelando a la austeridad y desvinculando las Cajas de los ejecutivos regionales. Primero, sanear el sistema financiero pero no a costa del contribuyente. Entiende luego UPD –el nuevo logo sigue rosa
pero suprime la y- que la reducción de la deuda y del déficit (con techo de
gasto) deben ser los motores para generar confianza, atraer inversiones extranjeras y crear empleo.
En materia laboral, proponen un único contrato indefinido
con indemnización de hasta 12 días el primer año, incrementándolo dos días más por cada doce meses trabajados. Según los expertos “upydeistas” estas medidas flexibilizarán el mercado laboral y aumentaría la competitividad y
la contratación. Para los parados de larga duración plantean una renta mínima de reinserción igual en toda España, en consonancia con su filosofía de igualdad ciudadana independientemente del lugar donde se resida.
Otros puntos programáticos se los resumimos en titulares: regeneración democrática: mejora de la participación ciudadana mediante referéndum en asuntos de interés general; cada cargo público, un sueldo sin pensiones complementarias o privilegios; autofinanciación de partidos, sindicatos y patronal. Justicia independiente. Misma educación y sanidad en toda España; lucha contra el fraude (70.000 millones); infraestructuras y recursos naturales (agua) como elementos vertebradores de la nación; reducción de las televisión autonómicas, acceso a las nuevas tecnologías de la información, mercado único, facilidad en la creación de pymes y empresas de economía productiva, transparencia en todas las cuentas públicas. Y finalmente, ante la crisis global, más Europa: euro, gobierno económico comunitario, Tesoro Público común y Parlamento con poderes legislativos y de control sobre la Presidencia y la Comisión. En suma, una Europa más federal.
Unión, Progreso y Democracia –salvando los tiempos- mantiene una filosofía de unidad nacional muy similar a lo que en su tiempo representó el Centro Democrático y Social, un partido razonable que ha puesto coraje,
valentía, ideas y mucho sentido común desde el grupo Mixto en el Congreso de los Diputados. UPyD debería ser el mejor aliado del PP para que el chantaje permanente de CiU, Amaiur, PNV, ERC, CC, BNG
y NA-Bay potenciales socios de Rubalcaba, si Rajoy no
consigue mayoría absoluta, no prospere en la X Legislatura.
El partido liderado por Rosa Díez está llamado a tener grupo parlamentario propio para romper el bipartidismo. Debería ser la bisagra que permita reabrir de par en par las puertas de la convivencia y la unidad emanadas de la Transición, en un país devastado por el caos socialdemócrata, el desempleo y la desesperanza. UPyD se proclama la alternativa necesaria.