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diálogo para tumbar el régimen/antonio regalado

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Sánchez y Torra son dos personajes escasamente democráticos que se retroalimentan con sus propias ambiciones; dos drogadictos del poder que están uniendo sus fuerzas para cargarse la Constitución.

 

         Diálogo para tumbar el régimen

 

ANTONIO REGALADO

España ha sufrido en estas últimas horas el mayor ultraje de toda nuestra democracia. El presidente Sánchez ha humillado a 43 millones de españoles y ha blanqueado a los dos millones de separatistas (subvencionados), empezando por Torra, porque, paso a paso, los dos van consiguiendo sus objetivos: el primero ganar unos meses en el Palacio de la Moncloa –su única ambición- y el segundo, seguir tensionando la calle con su opción eslovena hasta que un gobierno legítimo nacional, nacido de las urnas  aplique de una vez por todas el 155 en Cataluña y termine como un mártir con sueldo vitalicio.  Ninguno quiere acudir a la democracia directa. Obsérvese que  ninguno de los dos ha sido elegido en las urnas. Sánchez ni siquiera es diputado.  Reunirse con un tipo que habla de represión y de presos políticas es una villanía. 

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El doctor Pedro Sánchez prometió solemnemente echar a Rajoy y convocar  elecciones generales; llegó al poder y 24 horas después comprobamos que su palabra no valía nada.  ¿Por qué? Porque se encumbró con el apoyo de los totalitarios y separatistas que ahora le pasan la factura;  un cheque en blanco para que rompa la Nación más antigua de Europa. Tardá se lo dijo alto y claro en el Congreso: “Le hemos puesto ahí  para que nos ayude a conseguir la República”.

Por su parte Torra, el president (nada) honorable jamás sería el candidato de lo que queda de los corruptos de la antigua CiU. Estamos ante dos personajes escasamente democráticos que se retroalimentan con sus propias ambiciones desenfrenadas. Les importa una higa los intereses generales, el bienestar de sus compatriotas, la justicia social y la libertad. El día que ambos pierdan el poder –ojalá sea  lo antes posible-, pasarán a formar parte del capítulo eterno de la ignominia y de la infamia políticas en nuestra historia común.

No hay Estado en Cataluña

Si el entreguismo de la mini cumbre ha sido patético, la respuesta de los CDR  y asociados, pagados por la Generalidad, ha sido contundente: primero tumbar al gobierno de la Nación y segundo, lanzar  un  primer ensayo general para una guerra de guerrillas que persigue al menos un muerto, la desestabilización,  más victimismo nacionalista y más rendición. “para esto no hacía falta haber venido a Barcelona”, se congratulaba despectivamente Elsa Artadi, tras felicitar a los terroristas de la kale borroka que han dejado 77 heridos –de ellos 35 agentes  y un periodista  “provocador»; gracias colega Cake Minuesa-,  y 13 detenidos,  que dentro de unas horas estarán en libertad.

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Lo que ha demostrado la puesta en escena de este gobierno colaboracionista con el golpismo  es que el Estado no existe en Cataluña. Con  17.000 miembros de la policía regional, no es posible que se hayan tenido que desplazar hasta la Ciudad Condal más de 1.500 antidisturbios de la Guardia Civil y de la Policía  Nacional para “proteger” a un gobierno que  ha llegado hasta allí con el bálsamo de Fierabrás del cambio de nombre del aeropuerto de Barcelona, 112 millones para carreteras y un decreto “indultando” a Lluis Companys, posiblemente uno de los mayores asesinos antes y después de la guerra incivil 1936-1939. Firmó casi 8.000 sentencias de muerte siendo presidente,  –más de 60 eran de mujeres embarazadas-, especialmente contra personas cuyo delito mayor era el de ir a misa. Este es el líder ejemplar de ERC que quieren banquear junto a las camisas pardas que dirigió sembrando el terror durante su mandato en la Generalidad.

Se ha equivocado Sánchez cambiando el nombre del Aeropuerto de El Prat por el de José Tarradellas. Las protestas vendrán de todas direcciones. Debió elegir a Jordi Pujol, el padre de la patria del 3% y jefe de un linaje  de ladrones convergentes  en cadena. ¡Todo por Cataluña, naturalmente¡ Y, para compensar, con la magia de la Navidad, anular el de Adolfo Suárez-Madrid-Barajas para ponerlo a su nombre, dada su afición a la aviación y al de su ilustre predecesor socialista José Luis Rodriguez Zapatero que nos legó el regalo envenenado del último Estatut en cuyo preámbulo se incluyó la palabra nación, “ ese término discutido  y discutible”,  como dijo en el Senado. 

Ya hemos visto cómo ha quedado envuelto en las llamas rojas y el humo negro de los neumáticos la subida espectacular del Salario Mínimo Interprofesional (SIM en 900 euros) que era la estrella a la que no se podrá decir que no en el Congreso. Un viaje innecesario, un fracaso predecible.

Mentiras permanentes

Sánchez y los palmeros de su gobierno se han comprometido en esa mini cumbre estrafalaria de Pedralves –la foto marcará para siempre a Carmen Calvo y Meritxell Batet– a celebrar un referéndum (no vinculante) para la autodeterminación. Este es el acuerdo real por las migajas de que puedan aprobarle los presupuestos. Sánchez no podrá cumplir esta ilegalidad e intentará presionar al Tribunal Supremo para que los golpistas encarcelados sean juzgados por demócratas excelsos: “solo querían poner las urnas para votar”. Imaginemos que se busca un subterfugio  desde el Parlament siguiendo la Ley Habilitante de Hitler del 7 y 8 de septiembre del pasado año; entonces, se pondrán urnas y si sale, por un voto más, se habrá puesto a referéndum la independencia; si se pierde, mañana convocaremos otro.

Resulta sospechoso que Cataluña sea la única Comunidad Autónoma que no tiene Ley Electoral al no alcanzar los 2/3 de consenso,  pero puede exigir la independencia unilateral con el 50% más 1 de los votos. Verdadera democracia popular.

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Todo es una gran farsa y una gran mentira de este gobierno y del ejecutivo catalán; pero da igual. El lunes, volverán a reclamar más dialogo y los 8.700 millones del FLA para seguir  derrochando a manos llenas, no en sanidad ni en servicios sociales sino en embajadas.

Derroche a manos llenas

El agujero de la Generalidad con el Estado a través del FLA en los últimos años es de  casi 60.000 millones de euros. Es la comunidad más endeudada. Y además, nunca piensa pagar los créditos que ellos reciben con generosidad de Montoro y de Ribera. Como la idea fundamental es expulsar al Estado de aquel principado,  lo único importante es crear funcionarios que sepan catalán para evitar el contagio. Y si son internos, mejor para controlarlos. Pero que lo paguemos nosotros puntualmente, como le pagamos la policía autonómica. Ahora van saliendo facturas de los cajones del 9-N y del 1-O donde los gastos de las convocatorias ilegales se aproximan a más de 12 millones. ¿Quién pago la fiesta? Nosotros, los contribuyentes. ¿Culpables? Ninguno.

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Paralelamente, Sánchez en apenas siete  meses de mandato –lo de mandato es un decir- ha multiplicado los ministerios de 13 a 18. Ha aumentado en un 15 por 100 (hasta casi  600) los asesores de Moncloa. Y ha nombrado a la Alta Comisionada para la Marca España, Irene Lozano con una dote de 110.000 euros anuales cuando Carlos Espinosa de los Monteros no cobraba nada.

Este presidente, alto  y  de buena familia, no ha padecido en su vida ni una sola penuria –ya hemos visto el esfuerzo que hizo con su tesis doctoral- y por eso, el postureo y el gratis total le van mejor que a nadie. Las vacaciones, con señora incluida, son su hobby urbi en orbi. Tuvo que suspender in extremis el viaje a Islandia para tomar un té caliente en Reikiavik con la primera ministra Katrin Jacobsdóttir. Lástima. Habrá que buscar un hueco  en la agenda  porque la dama es muy amable.

 Ha decretado secreto de Estado el precio de los viajes oficiales (y de los privados) y empalma el Falcon 900 con los helicópteros y los nuevos coches  blindados porque la seguridad del presidente y  estadista  no tiene precio. Sobre todo, porque entre todos los contribuyentes tocamos a poco. Es un gobierno con tanta dignidad que la mitad del gabinete está especializado en no declarar a Hacienda, empezando por el de Exteriores –solo se benefició de 9000 euros con información privilegiada “y por tan poca cosa no voy a dimitir”, enfatizó-, o la ministra de Educación y Portavoz  que no conoce todas sus mansiones  de Neguri y alrededores.

Ahora quiere aumentar el gasto en otros 15.000 millones, saltándose las recomendaciones de Bruselas. Si este es el gobierno de la ética y de la austeridad que venga el Tribunal de Cuentas y lo suscriba.

No cumplir la ley

Uno espera que los separatistas se comporten como tal: desleales, mentirosos, victimistas, ladrones, rebeldes, golpistas, supremacistas, nazis disfrazados de nacionalistas, eso sí siempre con las palabras libertad y paz en la sonrisa. Los últimos presidentes de la Generalidad (Mas, Puigdemont y Torra)  no juraron la Constitución. Y el Rey se vio obligado a firmar sus nombramientos. ¿Para cuándo el juramento o promesa único para todos los funcionarios y servidores públicos antes de acceder al primer sueldo?

Decía que de los separatistas se puede esperar todo; y visto lo que padecimos con el cobarde de Mariano Rajoy –tan cobarde que se ausentó del Parlamento la tarde de la jornada de la moción de censura- creíamos haber llegado a la cumbre de la indignidad política; pues no, Zapatero reflexionaba el otro día que al huido  Puigdemont y a los encarcelados tras el 1-0, “no puede considerárseles  golpistas, ni siquiera se les puede acusar de rebelión o de sedición. ¿Les acusamos de seducción y les damos una medalla pensionada, señor Zp, como usted se la otorgó al jefe de la cloaca máxima, el policía Villarejo?

Bien, el pasado jueves, el presidente Pedro Sánchez, el mismo que hace unas fechas leía el artículo 2 de la Carta Magna en el Instituto Cervantes, se comprometía a “buscar soluciones política al “conflicto” de Cataluña” –a los demás que nos den- no en el marco de la Constitución Española,  sino “en un  marco con  seguridad jurídica”. Se admite por vez primera el término “conflicto” (el lenguaje de ETA)  y se elude el marco legal actual. (Más ETA) 

 

Del comunicado conjunto, por la presión de Puigdemont y de su valido, se cayó la referencia constitucional. Una vergüenza y una claudicación, señor presidente. Si le quedara un poco de dignidad, se marcharía a casa, tranquilo, con su ambición cumplida,  a disfrutar de la generosa pensión que le otorga la Nación a la que usted vilipendia cada despertar.

Usted juro cumplir y hacer cumplir la ley. Hágalo. Aplique ya el 155 en profundidad. Algún día, el Parlamento de este país nuestro llamado España todavía, rearmará jurídicamente su unidad con el Código Penal para que tipos como usted, como Torra, como Urcullu –que celebra la bajada de pantalones de su cumbre bilateral, o como Otegui, no negocien soluciones políticas con “conflictos inventados” con los que abiertamente buscan la separación por  la vía eslovena. 

Respeto al PSOE

Señor, presidente, no voy a pedirle que se vaya porque usted narcisea consigo mismo; alguno de sus consejeros áulicos tenía que haberle dicho que en ese viaje tan genuflexo a Barcelona, incluido su encuentro con  los empresarios complacientes,  tenía usted la obligación de haber hecho un hueco en la agenda para haberse  entrevistado un minuto con la jefa de la oposición, Inés Arrimadas que representa a la mitad de los catalanes demócratas. Pero, claro, usted es tan valiente en Barcelona como en La Habana con los disidentes. Sigue  el papel de don Mariano y de doña Soraya, una eminencia en el  del Consejo de Estado colocada por usted. Todos sabemos que  «con este diálogo negociador  se está construyendo la normalidad».

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Usted, que  renació de sus cenizas políticas apelando a los militantes de base del PSOE, llame al chef Tezanos directamente  para que realice una encuesta interna entre los militantes y simpatizantes del PS sobre sus políticas entreguistas y colaboracionistas en Cataluña. Escuche atentamente.

¿No ha entendido nada de lo sucedió en el sur el pasado 2-D? Como bien ha señalado alto y claro una de las voces más sinceras del socialismo español, Emiliano García Page, “antes se romperá el PSOE que Cataluña consiga su independencia”. Y horas después, añadió: “No se puede gobernar si uno está apoyado por los votos separatistas”. Javier Lambán, el presidente de la DGA que sufre el aliento de los golpistas en el cogote, al  este de su comunidad, fue más directo: “Son un cáncer”. Ya lo adelantó Mitterrand hace tres décadas.

El PSOE moderado, la izquierda decente y constitucionalista  de Felipe González, de Pepe Bono, de Paco Vázquez, de Joaquín Leguina, incluso la de Alfonso Guerra, tiene que rebelarse contra este estadista de salón  que ha perdido el respeto a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Piense, señor Sánchez, un minuto en su partido que nos ha gobernado más de la mitad de los mejores años de nuestra vida. Ni los militantes socialistas ni los españoles de bien nos merecemos esto.

Nuevos Pactos de La Moncloa

Esta guerra de momento incruenta no se libra entre constitucionalistas y separatistas sino entre demócratas y totalitarios. El 26 de mayo, cuando se abran las urnas, si no rectifica su ritmo y su rumbo, usted, señor Sánchez,  estará en el lado de los enemigos de España. ¿Cree que esta felonía no le pasará factura a su partido?

Al PSOE centrado y constitucional lo necesitamos; a usted no. Aguantará usted en la poltrona hasta el día anterior a que los expertos de la Comisión Parlamentaria del Senado, concluyan fehacientemente que su tesis es solo un “corta y pega”  con más del 21 % de plagio. Y antes de que solicite que una comisión de catedráticos nacionales e internacionales, evalúen  su  «cum laude», disolverá las Cámaras para seguir construyendo su mundo irreal donde la impostura y la imagen lo son todo. Usted no tiene talla para dirigir este país.

En la próxima legislatura habrá que firmar unos nuevos Pactos de la Moncloa para que España despierte de estos últimos 16 años de pesadillas con ZP, Rajoy y usted mismo. Los españoles queremos proyectos transformadores para mejorar la vida de las personas: pactos por el agua, por las pensiones, por la despoblación, por la falta de natalidad; pactos por la emigración, por a energía y las telecomunicaciones,  por la sanidad y la educación en manos del Estado, por una seguridad común, por una lucha sin cuartel contra las drogas, contra las mafias. contra la trata de personas; por una mayor igualdad de oportunidad, por una España que preserve su medio ambiente (con sus toros y su caza); por una España mejor representada en las Cortes y sin interferencias en la Justicia. Más España, más Europa.

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Con usted ese Pacto de la Moncloa nunca será posible porque sigue siendo el mejor valedor  de Torra, de  Puigdemónt y de Junqueras. PP  y Ciudadanos le han llamado traidor. ¿Y? Procede ya no una moción de censura para que se retraten de nuevo todos los diputados.  Y antes de ir a las elecciones usted deberá explicar, además, si sigue queriendo indultar a los que dieron un golpe de Estado el pasado año en Cataluña.

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Los CDR y compañía no quieren tumbar el régimen; quieren destruir la Monarquía y nuestra Carta Magna. Acabar con España. Hablamos de defender las libertades o de apostar por los populismos nazis o comunistas. Tanto monta. No al conflicto catalán, no al diálogo con los golpistas. ¿»Qué collons de República; aquí no hay República? Si a la unidad y a la Monarquía Parlamentaria que encarna Felipe VI. 

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cuarenta años en libertad/antonio regalado

 

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Los ataques de izquierdistas y separatistas

a la Monarquía y a la unidad  han despertado

un patriotismo cívico que ha llenado de banderas

los balcones de media España

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                  Cuarenta años en libertad

ANTONIO REGALADO  

La Carta Magna cumple cuarenta años. Es la más longeva de las ocho que han  conducido la vida de los españoles desde la promulgada por las Cortes de Cádiz  en 1814. Es la hora de reconocer públicamente el valor de unas reglas de juego que nos han servido para consolidad la democracia tras cuatro décadas de un tiempo  oscuro,  y a los hombres que cambiaron la Historia.

Como aprendimos con Adolfo Suárez, la concordia fue posible porque todos los protagonistas cedieron un poco. Creo que no apreciamos en plenitud el valor que tiene haber disfrutado del mayor periodo de estabilidad política, económica  y social.

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La Constitución Española (CE) ha garantizado nuestros derechos, deberes y libertades en plenitud; nos ha permitido ingresar en la Unión Europea y nos ha brindado un sistema de poder más cercano al pueblo  gracias a la descentralización en las Comunidades Autónomas. Gozamos, pues, de un Estado de Bienestar próspero donde están blindadas la sanidad, la educación, el desempleo, la jubilación y la dependencia.

Como bien subrayó  el rey Felipe VI en la última  Pascua Militar “la Constitución es el gran Pacto de convivencia sobre el que se asientan nuestra libertad y nuestro progreso”.

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En este sentido, conviene poner de relieve los valores en  los que se sustenta la Ley de Leyes: (libertad, democracia, igualdad, solidaridad, derechos sociales, unidad en la diversidad, respeto, convivencia y futuro. Una Carta Magna con ley de amnistía generosa para enterrar un pasado de odio y rencor.

Cuarenta años después de aquel 6 de diciembre de 1978, la Constitución sigue ahí, con algunas arrugas en el alma, pero demostrando su fortaleza en momentos críticos como los que vivimos en Cataluña, donde el egoísmo nacionalista quiere aún romper la unidad de España. Ha bastado la aplicación moderada del artículo 155 para parar el secesionismo. El Poder Judicial, independiente, se encarga ya de aplicar todo el peso de la Ley contra los golpistas. Ya desplegó todo el rigor del Código Penal contra los otros golpistas, los del 21-F, que solo pretendían cambiar el gobierno. ¿Alguien firmó sus indultos? Nadie. Impensable.

Nuestra  Norma Suprema ha aguantado, siete crisis económicas y político-sociales, los constantes zarpazos terroristas de ETA, del GRAPO, del FRAP, del GAVF,  de Terra Lluire, del Batallón Vasco-Español, de los GAL y del Daesh, dejando un océano  de sangre  con más de mil muertos, tres mil heridos y unos 50.000 millones de euros en destrucciones masivas, estragos y daños colaterales económicos.

Es cierto que la CE precisa de una reforma (un liftin) pero conviene precisar el alcance de las mejoras y el consenso necesario para que la construcción constitucional no se debilite en favor de unos pocos ni vaya en detrimento de las Instituciones comunes.

Principios y valores

Ahora, precisamente ahora, conviene releer especialmente algunos de los 168 artículos  que la conforman, para sentirnos orgullosos del histórico viaje colectivo que emprendimos con las   aquel último mes del 78.

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En el Título Preliminar se recogen los principios y valores aprobados por consenso. Art. 1. “España es un Estado social y democrático de Derecho”; la soberanía nacional reside en el pueblo español; la forma política de Estado es la Monarquía parlamentaria”.

El artículo 2 está redactado con especial devoción. “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles…”.

El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”. (Art.3); “La bandera española (Art. 4) está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas”. Artículo 5: “La capital del Estado es la Villa de Madrid”.

En el Capítulo Segundo se consagran los derechos y libertades de todos los españoles (Igualdad ante la ley, derecho a la vida, se garantiza la libertad ideológica y religiosa, la libertad personal, la intimidad, la inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia, la libertad de residencia y circulación y la libertad de expresión) Asímismo, se reconocen los derechos de reunión, asociación, sindicación, participación, libertad de educación y de enseñanza y la prohibición de los Tribunales de Honor.

El derecho a la propiedad, al trabajo (como deber y como derecho) va paralelo a la libertad de empresa dentro de una economía de mercado. Somos un Estado de Derecho.

 

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Deslealtades y solidaridad.

Y damos un salto hasta el abierto e inacabado universo de las Autonomías.

El Título VIII desarrolla la organización territorial del estado en municipios, provincias, cabildos y comunidades autónomas. Y aquí es verdad que la letra se ha interpretado con criterios egoístas desde algunas comunidades autónomas. La Ley de Leyes es rígida en la manera de cambiarla pero flexible y elástica para que nos integre a todos. Pese a la deslealtad de los nacionalismos excluyentes y al tancredismo de los tres últimos gobiernos de la Nación (Zapatero, Rajoy y Sánchez) la CE sigue en pie.

Claro que es necesario un liftin constitucional. Evitando eso sí, el canto de sirena “federal” del PSOE y el término  plurinacional”, de Podemos, que nos condenen a ser ciudadanos de segunda frente a los nuevos neonazis regionales que quieren implantar un derecho a decidir que no existe en ningúna parte del planeta.

La solidaridad del pueblo español es más fuerte que todos los egoísmos periféricos juntos;cuarenta años de democracia han permitido ser gobernados por partidos de centro, de izquierda y de derecha. El último servicio de nuestra autopista constitucional ha otorgado pasar por las urnas, en libertad,  a los ciudadanos andaluces y a cambiar un régimen con 39 años de vigencia.

Reformas y consenso

Todos coincidimos con Lord Acton en “que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Pero por fortuna, las tiranías no duran cien años. La alternancia solo la hace posible una Carta cuarentona que no cambia las normas en la mitad del partido.

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Reformas, sí, pero explicando previamente el alcance y la profundidad de las mismas; no se puede entrar en trasformaciones radicales en la mitad de una crisis como la que ha generado un gobierno catalán que sigue adelante con un golpe de Estado interminable. El Estado de Derecho garantiza un juicio justo incluso a quienes quieren hacernos creer que “no pasó nada” ni el  7 y 8 de septiembre (leyes de desconexión con España, copiadas de La Ley Habilitante de Hitler, 1933), ni en el referéndum ilegal (con violencia y sin garantías) del 1 de octubre y el 10 de octubre de 2017, proclamación de la república catalana.

El valiente discurso del rey en la larga noche del 3 de octubre/17, apoyando la Constitución, despertó un patriotismo cívico imparable que ha llenado de banderas los balcones de media España y de fe y esperanza a millones de españoles que creen por encima de rodo en la unidad de la Patria.

La Constitución, como nuestras propias vidas, ha sufrido altibajos en estos 40 años; pero de los errores aprendimos que hay que seguir remando hacia adelante, -siempre adelante-; y de los fracasos, que es mejor llegar juntos y a tiempo”

Insistimos en  que hay que reformar la CE del 78. Pero para que todos los ciudadanos seamos más libres y más iguales. Y para acabar con los privilegios. Para empezar, sería preciso derogar los derechos forales del País Vasco y de Navarra consagrados en las Disposiciones finales por imperativo de las pistolas de ETA; y acabar con el PER andaluz y extremeño, dedicando esos dineros a formación. Hay que recuperar las competencias exclusivas para el Estado en materia de seguridad nacional, justicia, educación, sanidad, representación en el exterior, circulación, aguas y medio ambiente. Y que el español siga siendo el idioma común en todo el territorio nacional.

Un cambio transformador

El vuelco de las urnas en el sur ha sido histórico. El bipartidismo ha muerto y empieza la cultura del pacto, una filosofía  del consenso permanente.  El futuro no va a ser una lucha entre izquierdas y derechas sino entre demócratas constitucionalistas y un frente popular republicano totalitario que quiere ganarle a Franco la guerra del 36. Los que hemos estudiado aquellos años convulsos,  hemos llegado a la conclusión de que, se mire por donde se mire, los hechos certifican que la II República nos llevó directamente a la guerra; una guerra incivil, que empezó con las revoluciones del 34 –no el 18 de julio del 36- y terminó el 1º de abril del 39.

La lección andaluza va a significar un cambio transformador en la vida política nacional. Los nuevos protagonistas políticos (Ciudadanos y VOX) tienen mucho que decir y qué negociar con  los  partidos viejos (PSOE, PP y Podemos). El llamamiento de Iglesias a tomar las calles “contra el fascismo”, como  protesta por el ascenso de VOX  mientras se alía con los bilduetarras y separatistas,  encubre una realidad desnuda: los comunistas no creen en las urnas ni en la democracia. Por eso son comunistas: al igual que Lénin, Stalin, Mao, los Castro, los Kim nortcoreanos o Maduro, desde sus casoplones protegidos, están en contra de la propiedad, de la libertad, del individuo,  de la empresa, de la justicia, de la enseñanza, de la Iglesia católica  y del Estado. Eso sí, confían en la gente. Y la manipulan con su propaganda goebelsiana cuando no acuden a votar. “Si hubieramós sabido…” -llora Echenique cual Boadil- “habríamos ido a votar para para a la extrema derecha” . Los datos son más simples: habéis perdido 700.000 votos porque la izquierda decente está hará de que pactéis los PGE en la cárcel. 

Como casi siempre en la España moderna, el PSOE tiene la llave del futuro. Confiemos en su constitucionalismo aunque el domingo pasado haya perdido  el poder en sus fincas del sur.

118FCB45-C1B7-4EDC-BDEF-60EEF8F67BF4.jpegHomenaje popular

Ha llegado la hora de rendir un homenaje público a la Carta Magna y a los siete padres redactores  (Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodriguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces Barba, Jordi Solé Tura, Manuel Fraga Iribarne y Migue Roca y Junyent) Junto a ellos, todo un pueblo que empujo la Transición hacia adelante, liderados por cinco personas hoy casi olvidadas: Adolfo Suárez González, Torcuato Fernández  Miranda, Felipe  González Márquez, Santiago Carrillo Solares y Juan Carlos I de Borbón y Borbón.

El Gobierno debería promover una suscripción popular para levantar un monumento a la Carta Magna en agradecimiento a estas cuatro décadas de nuestra historia –las mejores décadas de nuestra vida-, y que en piedra queden para siempre grabados con sencillez los nombres y apellidos de estos nobles servidores públicos que  nos abrieron un camino sin retorno hacia la convivencia y la solidaridad. Aunque el mejor homenaje sería el de cumplir y hacer cumplir la ley de todos.

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Hoy, la unidad de los constitucionalistas es más fuerte que la de los que quieren romper, de parte a parte, nuestra tierra. El barco España navega con rumbo firme a puerto seguro al mando de un capitán experimentado y valiente, el rey Felipe VI.

Cuarenta años juntos son solo el primer capítulo de una historia compartida por  hombres y mujeres libres, muy orgullosos de ser y de sentirse ciudadanos españoles y europeos.  ¡Viva la Constitución de 1978!

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Homenaje a la Carta Magna Senado 

             

           

                           

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