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rebeldes con causas… pendientes.

 A PRINCIPIOS DE MES, la Audiencia Provincial de Toledo absolvió al alumno Alberto V.S., de 18 años, del Instituto “La Sisla”  de Sonseca, tras arrojar  en septiembre de 2008 huevos contra la fachada de la casa de  su profesora por haberle suspendido. Revocaba así la sentencia del juzgado de instrucción número 1 de Orgaz, que condenó al joven por una falta de daños a trabajar siete días en beneficio de la comunidad. No lo mandaba al Gulag precisamente. La Audiencia absolvió al joven no porque no sea autor del hecho, sino porque su conducta «carece de entidad penal». Manda trillos. Por cierto, el “héroe” no había reclamado siquiera la revisión del examen. Y su madre, previamente, ya había increpado a la profesora en plena calle por dar “una nota tan baja a su niño,  con lo mucho que había estudiado”.

    El sindicato CSIF ha recibido la sentencia con asombro y perplejidad. UGT y CCOO no han dicho ni pío. Puede que la sentencia se ajuste a derecho; pero hay que cambiar la ley para que estas amenazas no queden impunes.¿No hubiera sido más ejemplar  e instructivo cumplir siete días de servicios a la  comunidad?  Por ejemplo, ayudando a los ancianos en una residencia o sirviendo en algún comedor de Cáritas.

    Falla el sistema educativo. Hemos invertido el sentido de valores. Cobardía swe traduce por permisividad. Y  falla el Parlamento. Hace tres semanas los populares presentaron una proposición no de ley en el Congreso para que se dotara al maestro de autoridad en las aulas. Después de negociarla con el PSOE, los socialistas votaron en contra para no molestar a sus socios de ERC, y PNV. Solo se unió UPyD. Conviene recordarlo porque desde la LOGSE la escuela se ha desnortado.

    Y aquí estamos, apostando para que los “zánganos” pasen de curso con cuatro asignaturas pendientes, agrediendo a profesores asustados o apuntándose  a talleres de masturbación.  No habrá que esperar demasiado para que uno se doctore en cremalleras con sobresaliente cum laude. Ya lo experimentó en “Zellig” el gran Woody Allen: “perdona, chico, pero a las once tengo clase de masturbación en la universidad y si llego tarde empiezan sin mí”.  Chicos rebeldes  con causas (pendientes) a los que todo les sale gratis total.