BODEGUEROS
Guillermo de Aranzábal, presidente del Grupo La Rioja Alta, S.A.
“No hacemos vino, envejecemos con nobleza
el fruto de nuestras propias tierras”
ANTONIO REGALADO
“Vendemos más botellas en Nueva York que en Madrid”
“Antes de final de año, abriremos en la capital de España el Club de Cosecheros”.
“Somos la única bodega que entregamos el 0,7 % de los beneficios a proyectos solidarios para el Tercer Mundo”.
Cabalgan por tres siglos –nacieron en el XIX, crecieron en el XX y están apasionados por el XXI- a lomos de calidad, tradición y modernidad. Dentro de unos meses cumplirán 125 años de vida. Todo comenzó en Haro (Logroño) en 1890. Cinco familias que compartían la misma pasión por el vino fundaron La Rioja Alta, S.A. El conocimiento y la experiencia han colocado al Grupo Rioja Alta, S.A. como referente internacional del gran vino de Rioja con caldos excepcionales también en la Ribera del Duero y en la D.O Albariño. “El vino nos habla de la tierra y sus gentes, de creencias y costumbres pero también de avances, de innovaciones tecnologías, de conservación del medio ambiente y de solidaridad”, nos confirma Guillermo de Aranzábal, presidente.
Mirando al exterior
La conversación tiene lugar pocos días después de que el dios de la lluvia dejara de llorar con desmesura sobre la capital del Reino. Nuestro interlocutor habla despacio y claro, como portavoz de un legado familiar –“soy la 5ª generación”- cuya responsabilidad es dejar una tierra mejor a sus hijos y a los hijos de sus hijos.
-Nuestra larga historia nos permite tener una cultura del largo plazo y nos obliga a tomar decisiones mirando hacia el futuro. La crisis nos ha permitido apostar por el camino difícil: abrirnos al mundo. Fuera vendemos más del 50% Y hoy puedo decir que vendemos más botellas (120.000) en Nueva York que en Madrid. Tenemos una delegación en EEUU. Y nuestros mejores clientes están, además, en Méjico, Inglaterra, Suecia, Alemania, Suiza, Puerto Rico, China y Rusia.
– El gurú Robert Parker les otorga puntuaciones excepcionales: 96 puntos y subiendo…
–Le visite en su residencia de Baltimore hace algunos años; le expliqué todo el proceso de elaboración de nuestros caldos, tomó notas y desde entonces ha sido muy generoso. No cabe duda de que ello contribuye a que nuestras marcas estén en muchas mesas y en los mejores restaurantes de los cinco continentes. Pero el secreto está en que nosotros no nos cansamos de mejorar, de adaptarnos a la revolución gastronómica de los últimos años. La innovación por la excelencia es seña de identidad de nuestra Casa.
Todo bajo control
En plena crisis apostamos por la calidad. Producimos 4 millones de botellas al año pero lo más bonito de ser bodeguero es que puedes controlarlo todo. Nosotros no compramos uva a nadie. Nuestras uvas las mezclamos de forma artesana. Fabricamos botella y barricas con el roble americano que nos suministra nuestro proveedor de Tennesse Todo lo tenemos bajo control. Incluso la distribución en Madrid.
-¿Es un buen negocio ser bodeguero?
Es imposible vivir de este oficio porque la nuestra es una empresa familiar; mantenemos 250 puestos de trabajo (de ellos, la mitad trabajan en el campo) y el resto es investigación, desarrollo, cuidado del medio ambiente y preservar el legado para las generaciones venideras. Nosotros hemos decidido remunerar a los accionistas, nos obligamos a mantener una autocartera para dar valor a las acciones pero la inversión en las bodegas “penaliza” en Bolsa. Y nuestro compromiso es seguir manteniendo un equilibrio perfecto entre innovación y modernidad. Para poder vivir hemos diversificados los negocios.
–¿Las relaciones internas en las bodegas familiares son tan difíciles como en “Gran Reserva, de TVE?
No veo la serie pero en nuestro caso la filosofía de la empresa lo impide porque prácticamente destinamos los beneficios a la reinversión, aunque ahora no es tiempo de nuevas compras. Lo nuestro es dar placer a los amigos y poder ofrecer unos caldos únicos. Mantenemos en nuestras bodegas 8 años de stock. Y éste es un coste añadido que sobrellevamos con orgullo. Nuestra fuerza reside en la unidad familiar que lidera nuestra madre, que es el alma del Grupo.
Vino y mucho más
En los postulados fundacionales se encontraban ya el cuidado de la tierra…
-Sí, la filosofía de La Rioja Alta, S.A., es la de cuidar de nuestra tierra; hoy, nuestra responsabilidad corporativa es la de sintonizar con el futuro y defender y proteger nuestros pagos contribuyendo a la sostenibilidad del planeta. Aprovechamos energéticamente todos los sobrantes y, por ejemplo, producimos 10 veces más energía limpia que la que consumimos. Ahora estamos utilizando biomasa, reutilizamos el agua, los corchos, los huesos de aceituna, Además de vinos, en nuestras sedes ofrecemos, catas, visitas guiadas, comedores, cursos y dos Casas-Palacio (en Torre Oña, Páganos (Álava) con 5 camas y en Anguix (Burgos) (4) para gozar el enoturismo en plena naturaleza.
Viña Arana acaba de ser elegido ‘Wine of the Week’ por Los Ángeles Times… un gran reconocimiento internacional.
-Sin duda, pero nuestro reconocimiento es el trabajo diario. Hacemos un decidido esfuerzo de responsabilidad social. Por sexto año consecutivo vamos a entregar a una ONG el 0,7% de nuestros beneficios. En esta ocasión, será para la República del Congo, dotado con 160.000 euros en tres años. Son proyectos vinculados a la agricultura en países del Tercer Mundo; es nuestra pequeña semilla, nuestra aportación solidaria como personas y como institución bodeguera.
RECUADROS:
El bodeguero paciente
Guillermo de Aranzábal (Pamplona, 1958), presidente del Grupo La Rioja Alta, S.A., desde 2005 –antes fue Director Gerente y Consejero Delegado- o es abogado economista por la Universidad de Deusto, en Bilbao; está diplomado en Derecho Internacional por UPV y obtuvo el MBA por la Universidad de Miami (Florida) con calificaciones extraordinarias. Casado con Brigitta Bittner, tiene dos hijos: “nosotros no hacemos vino, envejecemos con nobleza el producto de nuestras viñas”. La historia de La Rioja Alta confirma que la pasión por el vino es toda una filosofía de vida que apenas resulta rentable. “Mi abuela solía decir que somos accionistas pobres de empresas ricas; por eso tenemos diversificados los negocios. Ello explica que paralelamente ostente la presidencia del Grupo Agromotor tras asumir en 1985 la Gerencia de Soma-Aranzábal de Transmisiones, S.A.: Es presidente de la Fundación para la Cultura del Vino, miembro de la Academia Vasca de Gastronomía y del Vino, de Inglaterra, así como de su comité de Dirección. Aunque el cargo le obliga a viajar constantemente, se considera “un bodeguero paciente y tranquilo”.
Recuadro 2
El valor de la marca
La Rioja Alta: (Gran Reserva) Más que vino. Sueños hechos realidad. Clásicos tintos de Rioja. Con ADN exclusivo. Envejecimiento lento. Viña Ardanza: (Reserva) Emblemático. Tempranillo y Garnacha, un equilibrio perfecto. Viña Arana y Villa Alberdi: Honestidad. Armoniza frescura e intensidad. Torre de Oña: Auténtico. Serenidad y elegancia; cepas mimadas por la nieve en el corazón de la Rioja Alavesa. Finca San Martín. (Crianza) Vivacidad, potencia y frutosidad. Áster: viñedos de Tinta del País elaborados con el espíritu y carácter de la Ribera del Duero. Refinamiento. Lagar de Cervera: Albariño a orillas del Atlántico en las Rías Baixas. Aromático Elaborado con las mejores uvas blancas del mundo, la albariño. Un blanco único. Viña Armenteira: orujos y aguardientes con envejecimiento de un año en barrica.
RECUADRO 3
Tierra generosa
La Rioja Alta, S.A. extiende sus dominios por tres Denominación de Origen. Más de 700 Hectáreas propias. Tradición y modernidad. En Rioja, (Haro) posee 450, génesis de los Grandes Reservas. En la Rioja Alavesa, un poderoso viñedo de 65 Hectáreas de una tierra abierta y generosa, se transforma cada otoño en vinos exclusivos nacidos del profundo estudio del terruño. Las 95 Has. de Anguix (Burgos) en la Riberas del Duero son suficientes para arrancarle a la tierra los mejores colores y sabores de los vinos tintos de pago elaborados con la más alta tecnología. Buscando la excelencia de los caldos blancos la encontraron en O Rosal, Fornelos, Pontevedra, (75 Has.) donde el sol, la tierra, el mar y las brisas producen el mejor Albariño.
Recuadro 4
Cuestión de confianza
El Club de Cosecheros de La Rioja Alta SA, fundado en 1976, fue pionero en España y sigue fiel al espíritu con el que se creó: la confianza. Confianza del socio en la bodega, a la que compra una partida de vino que está aún por nacer. Por su parte, la bodega adquiere un compromiso total con su fiel socio: seleccionar ciertas parcelas para el cultivo y posterior elaboración, en las mejores añadas, de una partida de vino exclusivo, que no puede encontrarse en el mercado.
El socio –el amigo- puede disfrutar de otras ventajas especiales, como son la posibilidad de reservar nuestro comedor privado, realizar cursos de cata en bodega, hospedarse en las casas solariegas de que disponemos o recibir ofertas especiales. La noticia que adelantamos en exclusiva a Sector Ejecutivo es que el Club de los Cosecheros abrirá sede permanente en Madrid antes de final de este año.