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el viacrucis del procès/ antonio regalado

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«La proclama de Torrent diciendo en sede parlamentaria
que “ningún juez puede perseguir al presidente de todos
los catalanes” confirma la deriva nazi del procès”

 

     El Viacrucis  del procès

POR ANTONIO REGALADO. Fotos: EFE, ABC y EL MUNDO.
Reflexiono en voz horas antes del Domingo de Gloria de esta Semana de Pasión pasada por agua, viento y sol, con cerca de diez millones de almas profesionando por nuestros pueblos y ciudades como penitentes por un rato, ni siquiera por un día entero. Somos hombres de fe, sí; pero de poca acción. Hay un pasaje del Evangelio conocido como la primera de las siete palabras, cuando Jesús estaba ya en el Gólgota., que reza: ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen! (Lucas, 23,34)

Odio y violencia

Es una frase que invita al perdón y a la piedad amparada en el silencio de la Crucifixión. Pero ¿cómo perdonar a los golpistas catalanes que han asestado un golpe de Estado queriendo romper España de parte a parte? ¿Cómo tener piedad con quienes no sólo no condenan la violencia, el matonismo y el terrorismo callejero sino que apoyan abiertamente a los autodenominados Comités de Defensa de la República, (CDR), más bien de la Revolución? ¿Cómo perdonar a Roger Torrent, el presidente del Parlamento regional que convoca plenos para castigar a la oposición, alienta la insurgencia proponiendo un Frente republicano guerracivilista contra la mitad de los catalanes y avala a candidatos enjuiciados por delitos de rebelión, malversación de fondos públicos y corrupción.

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Un presidente, decía, erigido en líder del separatismo y que su mayor contribución a la democracia ha sido la arenga para adictos adelantando que “a partir de ahora van a llover hostias”; hostias, naturalmente para los no nacionalistas. Un president que ha puesto la cámara al servicio exclusivo del fugitivo Puigdemont y que en sesión plenaria pronunció esta frase tan solemnemente nazi: “ningún juez puede perseguir al presidente de todos los catalanes”. Este bien pudiera ser el artículo 1 de su Código Penal catalán.

La libertad como bandera

Inés Arrimadas, la ciudadana más votada en los últimos comicios replicó desde su escaño con esa dulzura que da el sur: “Por lo visto, ustedes los separatistas son los únicos que pueden decidir quienes tienen que salir de la cárcel hoy; mañana, decidirán quienes tenemos que entrar.” Con la fuerza que otorga la responsabilidad, exigió a Torrent que dimitiera por sectario.

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Gracias, Inés, por tu valentía en defensa de la libertad. Tras recordar que las democráticas Leyes de Transitoriedad otorgan al Muy Honorable President la potestad de elegir directamente al futuro presiente del Tribunal de Justicia de Cataluña -¿dónde queda la separación de poderes?-, se le olvidó añadir algo fundamental: esas normas están calcadas de la Ley Habilitante de Hitler, 1933. Nazismo habemus. ¿Por qué nadie lo denuncia? Esperemos que mañana no sea demasiado tarde.

Coherencia y complicidad

Just x Cataluña, ERC y la CUP no han ocultado su pasado, su presente y su futuro separatista. Hasta ahora les ha salido gratis total. Los Comunes de Colau y de Iglesias apoyando la salida de la cárcel de Puigdemont y de sus cómplices han confirmado de qué parte de la Constitución están. Se subirán al carro del poder antes de que las próximas elecciones los reduzcan a cenizas.
El primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, sigue el camino errático de los iluminados por la transversalidad. Vulgo, oportunistas.

Tras pedir que indultaran a los no condenados todavía por el golpe en el inicio de la campaña electoral, ahora aboga por un gobierno de concentración, que ha reventado la paciencia de Ferraz. Antes de entrar al último pleno-trampa del Parlament, se despachó en la radio local nacionalista asegurando que “en Cataluña no hay violencia”. Eso, después de haber sido atacadas por la kale barroka de la CUP más de veinte veces las sedes del PSC. Y de ir con escolta. O este tipo deja de liderar a los socialistas catalanes o los 16 escaños se quedarán reducidos a escombros por su cobardía. Hasta Pedro Sánchez es consciente de que el dúo Iceta-Parlón les llevarán al suicidio en las municipales de mayo 2018.

El PP con sus ausencias por motivos de forma se ha desfondado definitivamente. Gracias, eso sí, a la inactiva colaboración de su líder natural don Mariano Rajoy Brey, que no está ni se le espera hasta el lunes cuando los separatistas del PNV vuelvan otra vez a la matraca del victimismo político y a reclamar el cheque en blanco de los Presupuestos.

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Puigdemont, el manipulador

No tiene suerte Cataluña en esta trayectoria democrática. Si exceptuamos al president Tarradellas, sus sucesores son todos colegas procesados por corrupción: Pujol, Mas y Puigdemont. Los tres, a su manera, han colaborado en el golpe de Estado contra la democracia española. Este último es un tipo sin escrúpulos, bajito, manipulador, egocéntrico, rencoroso y con unas ambiciones napoleónicas. A la espera de que la justicia alemana lo entregue a las autoridades judiciales españolas, sigue mintiendo y amenazando a diestro y siniestro. Exige respeto a los derechos humanos ante la ONU cuando él los conculcó sistemáticamente.

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Lo penúltimo, intentar meter en una cárcel belga a Ana Rosa Quintana por desvelar sus dudas con otro prófugo de la justicia, el ex consejero Comín. Algún día este impostor amamantado por el presupuesto público, tendrá que explicar ante la justicia cómo durante su mandato se han dilapidado más de 15.000 millones del presupuesto y quien paga los gastos de su lujosa mansión en Waterloo. Es un villano en toda regla que aún se cree presidente de una República virtual.

Unidos por la corrupción

Nunca tan pocos hicieron daño a tantos. Mediocres políticos y algo peor: malas personas que únicamente les une el odio a España y a los españoles.
No es de extrañar que este patriota de salón, mentiroso en cuatro idiomas, al que solo visitan en prisión los ultraderechistas alemanes y belgas, esté alentando la querella contra el juez Pablo Llerena, que ha interpuesto el abogado Jordi Domingo García-Milá, detenido en 2016 por estafar a una asociación se niños pobres y encausado actualmente por blanqueo de capitales. Si la orden europea e internacional de detención y entrega del ex presidente de la Generalidad está tan bien armada como el auto de prisión de los últimos cabecillas, no hay duda de que Alemania aceptara la extradición para que el astuto Puchi sea juzgado en España. No sé si ustedes han observado que detrás de cada personaje enredado en el golpe hay un comisionista corrupto.

Sí lo sabían

Tras lo expuesto, en este tiempo de Vía Crucis del procés, nos preguntamos con Lucas si hay que perdonar porque no sabían lo que hacían.
Ustedes y yo, sabemos que sí lo sabían. Que el golpe no fue simbólico sino real. Y que no salió adelante, porque, siguiendo a Arrimadas “ustedes creían que estaban echándole un puso a Rajoy y no al Estado, a la España europea del siglo XXI”. Y el Estado, la Justicia, ha respondido. Nunca podremos olvidar ni perdonar a estos terroristas de la democracia que han intentado destrozar nuestra Nación.

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Tampoco podemos perdonar a los cuatro últimos inquilinos de La Moncloa (González, Aznar, Rodriguez y Rajoy), que nos abandonaron por un puñado de votos. ¡Mariano, Mariano!, ¿por qué nos abandonaste sin presentar batalla a estos indeseables? Tú, Mariano Rajoy, sí sabias que se preparaba un golpe contra la democracia y no lo evitaste. Por ejemplo, aprovechando la mayoría absoluta del primer mandato para recuperar el delito de secesión. Pero, claro, era mejor mirar para otro lado.

Aconfesional, no laico.

No criticaremos la presencia –quizás excesiva- de los ministros Zoido, Catalá, Méndez de Vigo y Cospedal en la Semana Santa malagueña. Cada uno es muy libre con sus creencias. Pero ni como ciudadanos ni como católicos merecemos que la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal haga el ridículo, mandando izar a media asta las banderas, un año más, con motivo de la Pasión de Semana Santa. Ella sabe perfectamente que en España hay separación de poderes entre la Iglesia y el Estado y que la Carta Magna es clara: somos un estado aconfesional, que no laico.
Es tiempo de esperanza; todo se va consumando respecto al procés, el mayor viacrucis de nuestra Historia. Pero con este gobierno y con buena parte de la oposición no podemos decir:, ¡Mariano!, ¡Pedro!, ¡Pablo!, “en vuestras manos encomiendo mi espíritu”. Ninguno de estos dirigentes nos asegurará “que mañana estaremos con ellos en el paraíso” (Lucas, 23,43)
¡¡¡Aleluya!!!

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paz, piedad, perdón/antonio regalado

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Auschwitz nos recuerda que los nacionalismos necesitan siempre un enemigo común, crear un victimismo permanente  y ampliar su espacio vital mediante el  miedo y el terror.

       La dignidad calcinada

Por ANTONIO REGALADO

Tenía una asignatura pendiente conmigo mismo desde comienzos de año: ver la exposición sobre AUSCHWITZ, en Centro de Arte Canal, próximo a la Plaza de Castilla, en Madrid. Y hoy, con 70 años y un día he querido aprobarla.

NO HACE MUCHO… NO MUY LEJOS. Verdad. Sucedió hace 68 años En el corazón del viejo continente. Las heridas abiertas de la I Guerra Mundial que dejó 18 millones de muertos y 23 millones de heridos fue el preludio de lo que vino después. La República de Weimar no pudo soportar la presión interior del descontento y el nacionalsocialismo a partir de 1920, con una Alemania rota y destruida, se encargó de buscar un enemigo común para expiar la herida abierta en canal de 1918. Y lo encontró enseguida: el pueblo judío.

El acceso al poder del austríaco Adolf Hitler marca el antes y el después de la escalada civil y militar: heridos en su honor los alemanes enloquecen con Mi Lucha. Y el líder sin complejos y sin medida rompió todas las fronteras interiores y exteriores tras la muerte del presidente Hindemburg. Se erige en presidente y en canciller con poderes absolutos tras la proclamación de La Ley Habilitante de 1933.

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La invasión de Polonia solo fue una excusa basada en lo que hoy consideraríamos una fake news. “los polacos acaban de invadir Alemania”, se escuchó desde el III Reich. Una mentira prefabricada. El victimismo como necesidad, La batalla por el espacio vital contra los seres “inferiores” había comenzado después del pacto del dictador austríaco con Stalin para engullirse ambos Polonia.

La locura colectiva duró casi 13 años. La muerte y la destrucción se expandieron hasta el Báltico. Stalingrado, Moscú y San Petesburgo fueron ciudades sitiadas, saqueadas y calcinadas. Hitler no era una gran estratega ni aprendió nada de Napoleón en su intento de someter a la gran Rusia. El orgullo de los nuevos revolucionarios, con su Ejército Rojo al frente, comenzó la reconquista que terminaría el 8 de mayo del 45 con la capitulación alemana tras el suicidio de Hitler el 30 de abril. La respuesta de Inglaterra fue decisiva para rearmar al llamado mundo libre y comenzarla ofensiva en Africa y en Dunkerque.

Odio y terror

La maldad del III Reich no conocía límites. La exterminación de los judíos fue anunciada por el propio Adolf Hitler mucho antes de llegar al poder cuando profetizó que “serían borrados de Europa si comenzaba una segunda gran guerra” como él se encargó de provocar. Hizo partícipe al pueblo alemán de la superioridad de la raza aria, una raza que dominaría el mundo –el Reich de los mil años—y desencadenó un terror interno y externo justificando, como todo imperialismo, su expansión en todas direcciones. Se mataba –decían vilmente- para sobrevivir. Y se apeló a la unidad de la patria –una nación de camaradas- y a la mentira y la propaganda constantes para vengar el honor mancillado en Versalles. El populismo militarista se convirtió en una enfermedad contagiosa.

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Memoria y esperanza

La exposición es eminentemente fotográfica, con una decena de videos de apoyo que ya hemos visto en todos los formatos televisivos. Es como si el mundo se hubiera parado en Auschwitz para siempre. Y nosotros nos viéramos obligados a respirar el aire de la Gestapo. Éste fue el principal de los 60 campos de concentración en el que se gaseó a millones de personas, invitándolas a ducharse previamente para poder ser reasignadas a nuevos trabajos. Ninguno de los supervivientes que traspasaron las puertas de acero con el consejo de inhalar lo más profundo posible para despiojarse ha podido contarlo. Sabemos que los niños y las personas mayores eran las primeras víctimas. Los ancianos porque no eran ya aptos para los trabajos forzados; los pequeños para evitar que esos niños engendraran más niños judíos en el futuro.

Un holocausto en toda regla. La dignidad calcinada. Gasear no era el problema porque el ácido cianhídrico acababa con los 20.000 asesinados diarios en unos 20 minutos. Lo más grave era arrastrarlos por los propios judíos hasta los hornos crematorios, retirar las cenizas y arrojarlas al río Vistula, para seguir el proceso sin interrupción.

Nunca tanta maldad contó con la anuencia de tanta gente. No puede alegarse ignorancia. Eran personas indefensas despojadas de todos sus atributos empezando por la dignidad.  Tampoco había posibilidad de rebelión en los campos porque los vigilantes en muchos casos eran delincuentes “liberados” para defender el nazismo. Cuesta creer que los dogmatismos nacionalistas sean tan infernales.

Los trenes de la muerte nunca regresaban vacíos, no; retornaban con todo lo robado a los prisioneros, con el pelo para consumirlo en fábricas militares y con los lingotes de oro (de 5 a 10 kilos diarios) de las prótesis dentales de los deportados.

La resistencia al omnipotente poder nazi fue prácticamente nula aunque para sobrevivir era necesario tener al menos un amigo con quien compartir el sufrimiento y la escasa comida. En la orilla desesperación alguien tuvo coraje de fabricar un doble corazón en madera que hoy se reconoce como “el corazón de Auschwitz”.

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Algunos hombres buenos

Algunos valientes intentaron escapar del circuito electrificado o enviar fotos fuera para denunciar al mundo el holocausto y la fragmentación. Alberto Errera (Alex el griego, un sefardí de origen español como prueba su apellido) tomó 4 instantáneas del crematorio 5. Descubierto saltó a las frías aguas del rio y fue capturado con ayuda de perros amaestrados cinco días después. Un oficial de las SS le mató tras sufrir torturas y su cadáver fue exhibido en la entrada del campo como advertencia y escarmiento. Una entrada con una bienvenida macabra: “el trabajo os hará libres”.

El ejemplo del sacerdote franciscano Maximilian Kolbe –hoy en los altares- es el ejemplo de la fuerza de la fe católica frente a la crueldad. No falta una reseña generosa para el diplomático español Angel Sanz-Briz quien desde la Embajada de España en Budapest repartió decenas de pasaportes españoles que salvaron miles de vidas. El Estado de Israel le declaró “Justo entre las Naciones” como hiciera con el empresario Oskar Schindler, mundialmente reconocido a raíz de la película de Steven Spielberg La Lista de Schindler (1993) protagonizada por Lean Neeson y Ben Kistley.

 

Campos de la muerte

Es bueno recordar aquellos horrores para que no vuelvan a repetirse. Una pesadilla maldita dentro de un volcán de odio y de miedo. “Aún hoy, cuarenta años después, no puedo soportar los lloros de un niño en la calle”, denunciaba un superviviente croata; “me recuerda los gritos de los niños camino de la “ducha” en Auschwitz”.

Se van a cumplir 73 años del final de la II GUERA MUNDIAL. ¡Qué inmenso dolor acumulado por el hecho de ser judío, romaní, polaco, ruso, partisano u homosexual! Toda la compasión les pertenece. Lo mismo sucedía en el resto de campos de exterminio desde Arbeitsdorf, Dachau y Buchenwald (Alemania) al de Banjica (Serbia), Bardufuus en Noruega o Bolzano (Italia). Pero recordemos que la distribución de los casi 60 principales centros de internamiento especial se extendía por Letonia, Ucrania, Estonia, Austria, Moldavia, Chequia, Francia, Rumanía y Países Bajos. Total: más de 5 millones de muertos, gaseados, incinerados o enterrados como ganado en fosas comunes después de haberles sometido a una hambruna bíblica y premeditada.

Pacto de carbón y acero

Adolf Hitler era un miserable pero su legado sigue ahí, con nacionalismos excluyentes buscando espacio vital, sin respetar ningún derecho. Para ellos todos somos enemigos. Y ellos, superiores, siempre las víctimas.

 

Resulta emocionante escuchar a algunos supervivientes hablando de no construir el futuro sobre el odio. Y llamando a la paz, a la piedad y al perdón como lo hiciera el presidente de la República Manuel Azaña al partir al exilio. Auschwitz es un tiempo para la eternidad de la memoria.

La mejor lección de todo ese pasado tan horrible, tan inhumano, tan predecible por otra parte es que doce años después de aquella tragedia que costó más de 62 millones de muertos, -demasiada sangre, demasiado sudor y demasiadas lágrimas-, media docena de hombres buenos como Adenauer, Churchill, Schuman, Monnet, De Gasperi, Spaak y Spinnelli, pusieron en marcha el Tratado de Roma (1957), para compartir el carbón y el acero y levantar un nuevo mundo sobre las ruinas.

Medio siglo después de aquel acuerdo hemos llegado a una EUROPA UNIDA (28 miembros, 508 millones de personas), que ha terminado con 2000 años de guerras interminables entre pueblos vecinos. Solo por este hecho, por esta integración, por este Estado solidario de Bienestar, ha merecido la pena construir la Unión Europea y poder vivir en el mayor espacio de libertad y de democracia del planeta.

La exposición AUSCHWITZ –que recorrerá 20 países más y que finaliza el 17 de junio- es una crónica también de la voluntad y de la esperanza frente al fanatismo y la barbarie. Son tres horas de aprendizaje y de amor a la vida para apostar de una vez y para siempre por la paz, la paz y a reconciliación

El Holocausto no fue hace mucho, ni fue lejano: sucedió en el corazón de Europa. Y no quisimos enterarnos hasta el final. Al mal hay que combatirlo desde el minuto uno. Esta vez rusos y americanos –que ya desembarcaron éstos en 1917 para liberar a Europa- nos salvaron de una solución final. Aunque hoy no hablamos ni de vencedores ni de vencidos, ¡nunca más espacios para el odio, el horror y el miedo! Todos libres, todos iguales. Todos ciudadanos europeos.

NOTA FINAL: Después de Auschwitz estallaron los nacionalismos etnicos en la Antigua Yugoeslavia. Y hoy, en el este del Mefiterráneo el holocaudto continúa en Siria, Yemen, buena parte de Africa y en Afganistán. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.