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Paco Cañamero, periodista y escritor, siguiendo las huellas de Truman Capote en “A sangre fría”, relata en “Aquella mańana de diciembre” una tragedia que conmocionó al mundo y dejó un dolor eterno en El Campo Charro”.

PROFETA EN SU TIERRA

ANTONIO REGALADO/ Fotos: LUIS FALCÓN

El Ayuntamiento de La Fuente de San Esteban acertó plenamente al albergar en el Verano Cultural la presentación del libro de Paco Cañamero “Aquella mañana de diciembre”, un relato que, cuarenta años después, sigue presente en nuestras vidas. El alcalde y anfitrión, Manuel RUFINO recordó que el encuentro en el salón de actos del Hogar del Jubilado era un homenaje a todas las familias afectadas por el accidente de Muñoz, en aquella mañana tan fría del primer diciembre que estrenábamos Constitución. Homenaje a los 31 niños muertes, a los heridos y a los cinco pueblos que visten luto desde entonces. Y tuvo palabras de reconocimiento a Paco Cañamero por rescatar del pasado esta historia tan viva y tan nuestra.

El accidente nos cambió la vida

El autor, después de una treintena de libros y de miles de artículos en prensa, no pudo ocultar su emoción ante sus paisanos y el resto del público llegado desde La Sagrada, Carrascalejo, San Muñoz, Ardonsillero y Muñoz. Paco vino a decir que “era una asignatura pendiente que tenía que aprobar porque le había marcado la tragedia durante demasiado tiempo. Agradeció la presencia de víctimas y familiares que le habían dado toda la información y le habían transmitido esas sensaciones indescriptibles que refleja en sus páginas.

Agradecimiento también al entonces gobernador civil de Salamanca Jaime Royo Villanova. En el prólogo, este joven político centrista (“y hombre 10”, como lo definió Cañamero) , confiesa que aquel 21 de diciembre cambió su vida hasta el punto de que “llegada mi muerte, quiero que mis cenizas sean enterradas en La Sagrada, si los vecinos me aceptan”. Aquel tsunami de hierros y de sangre nos afectó a todos. Paco resaltó el común denominador de aquella tragedia colectiva: la solidaridad para evacuar a los heridos a los hospitales en coches particulares y la profesionalidad de la Guardia Civil, los bomberos, los médicos y todo el personal sanitario.

Maridar información y literatura

Carlos Velasco, director de Noticias de Castilla y León, nacido en Sancti Spiritus pero recriado en Muñoz (allí asistió a la escuela, allí tomó la Primera Comunión), se emocionó al recordar a su primo Paquito, el único niño fallecido de esta pedanía. Y cómo ese dolor extremo rompió a su familia. Hablan poco en casa de aquella mañana asesina, pero cuando vienen al pueblo, siempre visitan y lloran ante la tumba del sobrino Paco.

Tras este apunte, el otrora director de Tribuna de Salamanca, enumeró las virtudes de Cañamero -“un periodista todo terreno que hilvana como pocos la información con la literatura, con 30 libros publicados y que, quizás sea el autor más prolífico de la provincia de Salamanca y de Castilla y León”. En efecto, el maridaje entre periodismo y literatura es exquisito en este relato trepidante de este volcán ferroviario que cambiará toda la legislación sobre seguridad en el transporte escolar.

A pesar de haber trabajado juntos durante muchos años y aunque ahora están embarcados en proyectos distintos, Carlos y Paco siguen siendo compañeros y sin embargo amigos. El periodismo que es un oficio competitivo también tiene momentos de generosidad.

Pasión por el periodismo

Personalmente, agradezco a Paco Cañamero que me invitara a la presentación de su libro. Tuve el honor – el honor no, el privilegio-, de colaborar durante muchos años en La Tribuna, en soporte papel. Yo amplié mi Bahía de Itaca a Salamanca, pudiendo escribir sobre lo humano y lo divino en 333 palabra a la semana. Una columna de ABC. A Paco la vocación periodística, el oficio, le apasiona. Y, como comentábamos al final del evento, nos gusta tanto que ni Carlos ni él ni yo, somos ricos. Pero nos hemos divertido mucho y conocido a buena y a mala gente.

Así que aceptar su invitación para la presentación de “Aquella mañana…” era una proposición irresistible. Leí el libro de un sorbo como pueden comprobar en el enlace adjunto

https://aregalado.wordpress.com/2019/07/15/todo-el-dolor-del-mundo-antonio-regalado/

Para la ocasión, presenté a los paisanos estas consideraciones que pretenden ser solo un homenaje de solidaridad.

Decálogo para la esperanza.

1)Solo Paco podía escribir un libro como éste recuperando la Memoria Dolorosa de aquellos días de finales del 78.

2) Lo diré con palabras de Miguel Hernandez: Fue… “un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida… un empujón brutal… que nos derribó el primer día de aquel invierno tan frío”.

3)Todo el dolor del mundo les pertenece a estos padres y abuelos, a esos pueblos que perdieron sus hijos. ¿Hay dolor más grande que la pérdida de un hijo? Si. La pérdida de dos o de tres hijos. Es un dolor inmenso, insoportable, interminable, infinito, que no se puede absorber ni en una ni en mil vidas.

4) Se preguntaba Paco al inicio de su crónica magistral que Dios estaba de vacaciones aquel 21 de diciembre. Es una frase desmesurada para los creyentes pero yo os puedo asegurar que, para algunas de aquellas familias, como la mía, Dios ha seguido de vacaciones hasta hoy.

5) Hablo desde la experiencia: mi prima Adelfita, de San Muñoz, no solo perdió a su hija Teresa sino que su hijo Miguel vive de milagro. Le visité en la UCI del Hospital Clínico horas después del accidente tras taponarle el cráneo con una placa de titanio. Es informático. Puedo asegurarles que ha tenido otros tres o cuatro golpes más duros todavía.

Placa conmemorativa adosada a la pared de las escuelas públicas de San Muños

6) Aquel episodio nos cambió la vida a todos. Muchas familias se refugiaron en la religión; otras, perdieron la fe, recuperada con el paso del tiempo; ni odio, ni rencor; pero hay algo que no han superado en plenitud: el miedo. Y con miedo es más difícil vivir. Es casi imposible vivir, como aprendimos con Juan Pablo II. “Hay que ser muy valientes para perder el miedo al miedo”.

7) Aquel accidente nos hizo a todos más vulnerables sí, pero más solidarios. Nos hizo mejores. Y ése espíritu de gente buena es la que refleja perfectamente el libro de Paco.

8) Han pasado 40 años. Este libro es necesario para recordar a los muertos, a los heridos y a las familias destrozadas por aquella tragedia humana.

9) Los cinco monolitos del monumento en Muñoz, que se alzan junto a las vías del tren en memoria de los 31 niños de los 5 pueblos afectados, simbolizan un dolor colectivo y, a la vez, una esperanza compartida en todo el Campo Charro.

Son nuestros familiares que se fueron prematuramente, pero que siguen ahí, iluminando el camino. Siempre estarán presentes en el retrovisor de nuestra historia.

Me decía el creador de la obra, Félix Torres, hace quince días aquí mismo, en La Fuente, que nunca faltarán flores cada 21 de diciembre. Para él es un compromiso y un privilegio. Un ejemplo.

10) Termino. El libro está correctamente escrito. Un estilo vertiginoso. Estilo Truman Capote. Término, decía, y quiero hacerlo con un poema de uno de los mayores poetas de nuestro tiempo: Julián Martín Martín, un amigo de la infancia, que vive ahora en Carrascal. Ha sido toda su vida pastor y tractorista. Nos criamos juntos en Aldehuela. El tuvo el valor de quedarse en el pueblo. Yo no. Soy un desertor del arado.

En su último libro de poemas, SEMBRADOS A VOLEO, hay un lamento eterno por los seres perdidos: se titula: “se desgarró la vida”; y dice así:

“Y se fueron sin beso muchos labios…”

¿cuántos abrazos, cuantos besos hemos dejado de dar a todos esos hijos, nietos, sobrinos y primos que se fueron…? El déficit de cariño es planetario.

Y se fueron sin beso muchos labios…” aquella mañana de diciembre.

Julián se refería al 11-M. Pero como veis puede aplicarse perfectamente a nuestra tragedia ferroviaria.

“Y se fueron sin beso muchos labios…” No se puede expresar mejor tanta rabia y tanto dolor acumulados. Todas las conjunciones negativas se dieron aquella mañana poco antes de las diez. Una maldición inmerecida e inmisericorde. ¡Que viene el tren! Y el tren llegó cargado de sangre y de muerte.

Gracias, Paco, por tu libro. Gracias al colega Carlos Velasco. Y gracias a ustedes, queridos paisanos por estar aquí, recordando a nuestros familiares que siguen viviendo y sufriendo en nuestros corazones en los cielos de La Sagrada, Carrascalejo, San Muñoz, Ardonsillero y Muñoz.

Estamos aquí porque, a pesar de todas las distancias, nunca hemos perdido el camino de regreso a casa.

Víctimas valientes

Mereció la pena participar en la presentación del libro de Paco Cañamero. Allí estaban varios profesores del Colegio Nuestra Señora de los Remedios que vivieron la tragedia en primera persona. Conocí dos minutos después a dos personas excepcionales víctimas valientes y generosas. A Belen Vaquero de Ardonsillero; perdió a dos hermanos. Hoy, las cicatrices de entonces las ha cerrado con sonrisas. Aún le duele el tendón de Aquiles… pero su corazón solo mira hacia adelante. Le costó leer el libro pero ha sabido sobrevivir con ternura tras llegar hasta la antesala del infierno. “No me acuerdo de nada…”.

Y mereció la pena, insisto, porque también conocí a Florencia Martin, la alcaldesa de La Sagrada, el pueblo mas castigado de todos. Paradojas de la vida, me recuerda que somos parientes. Y así es. Ella está casada con un sobrino de mi tía Constanza de Arriba, la mujer de mi tío Francisco, el hermano mayor de mi padre.

Florencia perdió un hijo; a su único hijo. Pero nunca perdió la esperanza en Dios. Ella es hoy el nexo de unión con todas las familias afectadas. Ella es la impulsora del monumento en bronce de La Sagrada; un niño con su libro bajo el brazo y 31 manos abiertas de par en par, recordando a los niños ausentes desde entonces, unos niños que no han podido disfrutar del periodo más próspero de nuestra vida. Cuarenta años en Libertad.

Florencia, con la bondad que le caracteriza, me aclara: “yo sigo viendo a mi hijo con la edad real que debería tener; cada día que somos mayores, le echamos más de menos porque él podría cuidar de nosotros”.

Belén y Florencia, dos víctimas valientes. Un placer haberos conocido. Un abrazo eterno.

Les invito a comprar el libro de Paco, todo un profeta en su tierra. Mi admiración y respeto. Es la mejor manera de homenajear a los ausentes. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.

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