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ANTONIO REGALADO/BAHIA DE ITACA La Marcha por Europa tendrá lugar en la Plaza de Callao (Madrid) el sábado a las 18 horas. Allí no sobra nadie.

La UE es el mayor espacio mundial de libertad donde se garantizan la sanidad, la educación, el desempleo, las pensiones y la dependencia.

Más Europa que nunca

Este sábado la Ciudad Eterna conmemorará el sexagésimo aniversario del Tratado de Roma. Los Jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros y más de 200.000 simpatizantes del Movimiento Europeo tienen una cita en la Plaza de España para recordarnos que, pese a la sangre caliente aún frente al Primer Parlamento democrático del mundo, en Londres, el sueño de Adenauer, de Schuman, de de Gasperi, de Spinelli, de Monet, de Spaak y de Churchill continua.

La Unión Europea, más allá de la crisis, -y del Brexit-, más allá de la globalización, de la inmigración y del terrorismo que castigó Paris, Niza, Berlín, y Bruselas recientemente, sigue siendo el mejor camino, casi el único camino para consolidar el Estado del Bienestar.

Por ello, paralelamente a los actos oficiales en la capital italiana, decenas de ciudades salimos a la calle en lo que hemos denominado LA MARCHA POR EUROPA.

En Madrid, nos manifestaremos en la Plaza de Callao a las 18 horas de este sábado. Allí no sobra nadie. Sean bienvenidos.

El valor de la unidad

La UE no es únicamente un mercado. No; las políticas sociales comunitarias afectan directamente a todos los ciudadanos y benefician más a los más desfavorecidos. Ahí están los fondos de cohesión, los estructurales o la PAC (Política Agraria Común) que tanto hacen por fomentar el progreso en el mundo rural y en la igualdad de oportunidades. Nuestros agricultores y ganaderos conocen mejor que nadie valor de la solidaridad. Todavía somos 28 países, 510 millones de personas latiendo con un mismo corazón, distribuidos en 4,6 millones de kilómetros cuadrados donde se respira diversidad, respeto y libertad.

Tenemos una bandera azul con doce estrellas amarillas, símbolo de la armonía y el equilibrio; un himno común compuesto por Beethoven –el himno a la Alegría- y una moneda única, (el euro), de curso legal en 15 países, que abre puertas y tiende puentes en todas direcciones. España es el mejor puente entre Bruselas e Iberoamérica.

Derechos fundamentales

En las charlas que mantenemos anualmente por los colegios e institutos de toda España, los voluntarios europeístas solemos explicar que la UE es una geografía en la que se respetan los Derechos Fundamentales (el derecho a la vida, -está abolida la pena de muerte en todos los Códigos Penales-, el derecho a la libertad el de expresión, de opinión, de religión e igualdad de sexos; y los derechos sociales (sanidad, educación, trabajo, paro, pensiones, dependencia…); hay libre circulación de personas, capitales, mercancías y servicios; gozamos de ciudadanía europea y de un Espacio Schenggen que garantiza seguridad colectiva frente al terrorismo, el narcotráfico, la trata de personas o las mafias organizadas. La normativa europea nos permite disfrutar de un estado de derecho donde se puede vivir y trabajar en igualdad de condiciones, independientemente del lugar de origen de donde se proceda. Somos privilegiados. Unos privilegiados de la concordia, del pacto, del respeto.

Solidaridad con los más necesitados

Nuestra ayuda al desarrollo se acerca al 0,6 % del PIB comunitario (sobre unos 175.000 millones de euros en 2016) mientras nuestra gran asignatura pendiente –el desafío inmigratorio- la estamos aprobando poco a poco, solidariamente, con los seres humanos que huyen del hambre y del ISIS; personas que han vencido el miedo al mar y miran esperanzados a la tierra prometida de Alemania, Francia, Italia, Malta y España. Baste señalar que la Comisión Europea ha aprobado una ayuda extraordinaria de 85.000 millones de euros solo para “parar” la inmigración subsahariana, invirtiendo en África.

Paz y democracia

Pongamos en valor un solo dato: después de 2000 años de luchas permanentes entre pueblos y religiones, en la Vieja Europa no padecemos ninguna guerra –si exceptuamos las de la antigua Yugoeslavia- desde hace setenta y dos años. (72 y años) Solo así podemos entender en plenitud el valor de la paz. La UE es paz y libertad. Reiteramos que las instituciones europeas (Parlamento, Tribunales, Consejo de Ministros) son plenamente democráticas, elegidas directa o indirectamente por todos los ciudadanos. El presidente de la Comisión y sus comisarios también han pasado por las urnas con el plácet del Legislativo comunitario. Cada vez el déficit democrático institucional se va corrigiendo. Todos tenemos derecho a decidir.

Pluralidad

Esta Babel de 24 idiomas oficiales y cerca de 100 lenguas autóctonas es la más poderosa imagen de la pluralidad. La cultura (el cine, el teatro) y la defensa del Patrimonio material e inmaterial son otros esfuerzos colectivos que nos benefician a todos. La energía y la informática son nuestros puntos más débiles por la dependencia exterior que conllevan respecto a Japón y EEUU; sin embargo, en medio ambiente y la trazabilidad de los alimentos –conocer toda la cadena de manipulación desde el origen al consumidor- somos líderes mundiales. Y en especial en la puesta en marcha de energías renovables.

Ciudadanía, defensa y antiterrorismo

Cierto que nuestra política exterior no se corresponde con la de defensa. En esto el presidente Trump ha puesto el dedo en la llaga. Sin duda y pese a todas las reticencias, hemos conseguido privilegios especiales como el ser ciudadanos de la Unión con un pasaporte único. Amparados en el paraguas de la OTAN ya estamos coordinando acciones armadas en el Sahel sin protección directa estadounidense. Y juntos, estamos más unidos que nunca frente al terrorismo islámico.

Tres décadas largas de integración

España cumple 31 años en el club más exclusivo del mundo. Ha sido el país más beneficiado económicamente. Hoy disfrutamos de las autopistas y de los ferrocarriles (AVE) más modernos del mundo. Ya somos contribuyentes netos, es decir, solidarios con otros países con menores recursos. Claro que no faltan las tensiones.

El Brexit nos ha descolocado a todos. Pero la voluntad política permitirá seguir construyendo, paso a paso, un mundo europeo más justo y solidario. Grecia, Roma y la Iglesia católica (democracia, derecho y humanismo) han vertebrado una integración que no tiene marcha atrás.

España sigue entre los cinco grandes países de la Unión, una unión –unidad en la diversidad- que piensa seguir creciendo. Si pueden, acompáñenos en La Marcha por Europa que tendrá lugar en la Plaza de Callao (Madrid) el sábado a las 18 horas.

Celebramos 60 años ininterrumpidos de democracia, de convivencia, de libertades. Allí no sobra nadie. Nos vemos frente al antiguo Palacio de la Prensa. Hoy, frente al fundamentalismo islámico, los nacionalismos excluyentes y los populismos autoritarios, es más necesaria que nunca una Unión que nos acerque, paso a paso, a una Europa Federal. Es urgente un compromiso con una Europa más política, más liberal y más solidaria. Europa es la solución más razonable para ganar el futuro.

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